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El Cinturón de Kuiper, algunos de sus objetos y la trayectoria de la nave Nuevos Horizontes. Imagen: NASA/Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory/Southwest Research Institute/ Alex Parker

En artículos anteriores sobre Plutón hemos mencionado varias veces al Cinturón de Kuiper (pronúnciese Káiper, en inglés, o Kóyper, en neerlandés) y no quiero pasar página sin que nos preguntemos qué es y por qué lleva ese nombre.

En el año 30 del siglo pasado, el Sistema Solar conocido estaba formado por el Sol, nueve planetas (Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón), la estructura denominada Cinturón de Asteroides (Ceres, Vesta, etc.) y… los cometas.

Para las escalas de tiempo de la astronomía, los cometas son fenómenos efímeros: se evaporan al acercarse al Sol, a veces chocan con los planetas o el Sol… y desaparecen. Pero el sistema solar se formó hace 4.600 millones de años y, sin embargo, podemos observar cometas hoy, luego algo los está reponiendo. Entonces ¿de dónde vienen los cometas?

Ernst Öpik pensó en 1932 que los comentas podrían venir de una nube esférica de objetos mucho más allá de Plutón. En 1950 Jan Oort se ocupó del asunto, lo que hizo que a esta estructura teórica se la llamara Nube de Oort.

Por otra parte, en 1943 Kenet Edgeworth predijo la existencia de objetos individuales más allá de Plutón. A este le siguió Gerard Kuiper, astrónomo neerlandés-estadounidense, quien en 1951 supuso que dada la masa de Plutón (entonces se suponía que equivalía a la de la Tierra), habría limpiado su órbita de planetesimales, enviándolos a la Nube de Oort.

Pero, quien se ocupó de este asunto científicamente fue el astrónomo uruguayo Julio Ángel Fernández Alves. En 1980, cuando trabajaba en el Real Observatorio de Madrid, escribió un artículo en el que defendía que los cometas de periodo corto no podían venir de la teórica Nube de Oort, porque, de existir, estaría demasiado lejos. De modo que propuso un modelo físico basado en la existencia de un cinturón de objetos que se encontraría entre Neptuno y la Nube de Oort, más o menos entre 40 y 50 ua (unidad astronómica, la distancia media de la Tierra al Sol).

David Jewitt desde 1982 se dedicó a buscar estos objetos, en 1986 se le unió Jane Luu, y ambos en 1992 desde el Observatorio de Hawái lograron fotografiar los primeros objetos que confirmaban los cálculos y suposiciones de Fernández.

Julio “cometió” la cortesía de citar a Kuiper en su artículo, de modo que se asumió que éste era un precedente de su modelo, por lo que a la estructura descubierta se la llamó Cinturón de Kuiper o Cinturón Edgeworth-Kuiper.

Hoy muchos astrónomos, como el propio Jewitt, dudan de si debería llamarse así, ya que Edgeworth no habló de ninguna estructura y lo que en realidad dijo Kuiper fue que esta no podría existir.

Para mí debería llamarse Cinturón Fernández-Jewitt (teórico y primer observador). El propio Jewitt cita la ley de Stigler que dice que “ningún descubrimiento científico lleva el nombre de su descubridor original” (puede que ni siquiera la propia ley de Stigler).

Como puede verse, las atribuciones falsas (Nube de Oort, Cinturón de Kuiper…) son muy comunes, difíciles de demostrar y de erradicar una vez que se difunden.

Por cierto, Julio Fernández es muy conocido por ser quien propuso, en el congreso de 2016 de la Unión Astronómica Internacional, la definición de planeta clásico que excluyó a Plutón de esta categoría relegándolo a la de planeta enano, precisamente por no haber limpiado su órbita de planetesimales.

Viñeta

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