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En general, todo el mundo está de acuerdo en que no existe una distinción bien definida entre salud mental y enfermedad mental. Las personas a las que llamamos no mentalmente enfermas, tienen épocas ocasionales de depresión, de ansiedad y algunas veces sufren enfermedades imaginarias. De manera similar, las personas que son consideradas como enfermas mentalmente, con frecuencia experimentan periodos en que hay relativa ausencia de síntomas.

La salud es un estado relativo. Algunas personas son más sanas que otras. No podemos caracterizar al individuo bien ajustado o mentalmente saludable, como aparte y diferente al desajustado. Sin embargo podemos considerar el ajuste o salud mental, por diferentes características que la persona bien ajustada parece que posee en mayor grado. Éstas son:

  • Satisfacción con uno mismo
  • Sentirse a gusto en el trato con otras personas
  • Capacidad de satisfacer las exigencias que la vida les presenta

Salud mental y enfermedad mental se encuentran en un continuo; existe toda una gama de grados de salud mental y no hay una característica singular que pueda tomarse aisladamente como evidencia de poseerla.

En la actualidad, no se duda en admitir que las alteraciones psíquicas son la consecuencia de un conglomerado de factores que se producen a tres niveles:

  • - Biológico: alteraciones bioquímicas, metabólicas e incluso anatómicas
  • - Psicológico: aprendizajes, vivencias y complejos
  • - Social: ambiente, cultura

Como hemos visto más arriba, son tres las características de las personas mentalmente sanas:

1. Están satisfechas consigo mismo:

  • No están abrumadas por sus propias emociones (rabia, temores, amor, celos, sentimientos de culpa o preocupaciones).
  • Pueden aceptar las decepciones de la vida sin alterarse en exceso.
  • Tienen una actitud tolerante, respecto hacia la propia persona y a los demás y son capaces de reírse de sí mismos.
  • Ni subestiman ni sobrevaloran sus habilidades.
  • Conocen y aceptan sus propias limitaciones.
  • Se respetan a sí mismas.
  • Se sienten capaces de enfrentarse a la mayoría de las situaciones.
  • Obtienen placer de las cosas simples de la vida cotidiana.

2. Se sienten a gusto con otras personas:

  • Son capaces de amar y tener en consideración los intereses de los demás.
  • Sus relaciones personales son satisfactorias y duraderas.
  • Les gusta confiar en los demás y sentir que los otros confían en ellas.
  • Respetan las múltiples diferencias que encuentran en la gente.

3. Son capaces de satisfacer las exigencias que la vida les presenta:

  • Enfrentan sus problemas a medida que se van presentando.
  • Aceptan sus responsabilidades.
  • Modifican su ambiente cuando esto es posible y se ajustan a él cuando es necesario.
  • Planean para el futuro, al que se enfrentan sin temor
  • Tienen la mente abierta a nuevas experiencias e ideas.
  • Hacen uso de sus dotes y aptitudes.
  • Se fijan sus metas ajustándose a la realidad.
  • Son capaces de tomar sus propias decisiones.
  • Obtienen satisfacción en poner esfuerzo en lo que hacen.

 

Raquel Resines Ortiz

Liderazgo y Equilibrio. Psicóloga colegiada M- 17872. Tel. 679381124

 

Ediciones de La Plazuela - El Afilador

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