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Se acaba el verano y llega la hora de retomar los proyectos que fueron aparcados durante estos meses de calor, o quizás, podemos por fin tener la oportunidad de lanzarnos a realizar aquella actividad que siempre tuvimos en mente, pero que pospusimos por falta de decisión. Leer, pintar, yoga, aerobic, caminar, escribir, o quizás estudiar algo que nos apetece por el simple placer de aprender. Y cuando alguien les pregunte para qué lo hacen o para qué les va a servir, pueden contestar de forma muy simple, por la satisfacción de hacerlo.

Y así, comenzamos este mes un nuevo ciclo de artículos que dedicaremos a primeros auxilios, un conocimiento sencillo y básico que algún día puede que les saque de algún que otro apuro. Pero tranquilos, aprenderán desde su casa cómodamente y por entregas, nadie les someterá a ningún examen, no se les entregará ningún título oficial, y además, les deseo que lo aprendido lo practiquen en escasas ocasiones.

Los Primeros Auxilios son los cuidados o la atención inmediata que una persona lesionada o accidentada debería recibir en los primeros instantes, ya sea para resolver el problema, hasta recibir atención sanitaria o hasta llegar a un centro hospitalario. En gran parte de las ocasiones una actuación correcta y sencilla por personal no cualificado puede resolver o mejorar el pronóstico de la persona atendida.

Los objetivos de los primeros auxilios se relacionan con el mantenimiento de la seguridad de la persona lesionada y de los que le auxilian, con el aviso y alerta de los Sistemas de Emergencia si fuese necesario, con el mantenimiento de la integridad o la vida del lesionado, con evitar las complicaciones físicas y psicológicas del lesionado, ayudar al mejor pronóstico de las lesiones y con la colaboración en disminuir el tiempo en que el accidentado pueda recibir atención sanitaria.

Prestar primeros auxilios conlleva actuar con seguridad y conocimientos de lo que se va a realizar, pues un auxilio inadecuado puede agravar las lesiones del accidentado. Debemos tener presente que no se trata de convertirnos en héroes, sino en prestar los cuidados que estén a nuestro alcance.
Hay algunas pautas generales que siempre deberemos tener presentes antes de comenzar con los primeros cuidados:

1. Debemos revisar que la zona es segura para no convertirnos en la siguiente víctima: circulación de vehículos, líquidos o combustibles, gases tóxicos, motores en marcha, enchufes o cables eléctricos, posibilidad de derrumbes o movimientos de tierra, o que persista el motivo que causó la lesión o accidente. Cuando estemos seguros de que no hay riesgos innecesarios procederemos a retirar al herido y a ofrecerle nuestra atención, intentando conocer si existen otras personas lesionadas.

2. Si estimamos que la lesión es grave, debemos asegurarnos que alguien ha pedido ayuda a los servicios de emergencias (112), pues en ocasiones todos dicen que hay que llamar, pero nadie lo ha hecho en realidad. A veces serán los primeros auxilios los más importantes para resolver el problema (atragantamiento, ahogados, electrocución, etc.)

3. Proporcione al Servicio de Emergencias un número de teléfono y su nombre para que puedan estar en contacto o nos proporcionen información sin problemas. Alguien debe estar pendiente del teléfono si es posible para ir dando o recibiendo información.

4. Proporcione la localización concreta de la víctima, si es el domicilio o lugar de trabajo, la vía pública, una carretera y el sentido de la vía. Todos los datos sobre la persona lesionada (edad, sexo, embarazo o enfermedades) pueden resultar de gran ayuda.

5. Describa al Servicio de Emergencias el tipo de accidente y cómo cree que se ha producido o los riesgos que aprecia a su alrededor. Estos datos servirán para que los equipos de socorro puedan llegar con el material preparado al lugar de atención.

6. Informe también del tipo de ayuda que piense que se pueda necesitar: ambulancia, bomberos, policía, sanitarios e incluso el material para atender al lesionado

Un aspecto importante que siempre deberemos tener en cuenta cuando realicemos primeros auxilios será “lo que se debe hacer” y lo que “no se debe hacer”. En ocasiones existen cuidados erróneos que se han transmitido como correctos, otras veces se ha comprobado que son contraproducentes, y en otras no existe evidencia científica de que puedan mejorar la situación. No piensen ustedes que ya no vale lo que conocíamos años atrás, sino que existen nuevos conocimientos y mejoras en los tratamientos, pues también las técnicas de primeros auxilios se revisan de forma continua por los expertos en la materia.

Próximo artículo: las quemaduras.