El pasado viernes, 1 de noviembre, fue un día muy especial en Villares de Jadraque. Se trató de la jornada elegida por los vecinos de la localidad para homenajear a los responsables de una de sus fiestas más conocidas. Dieron las gracias por su compromiso y esfuerzo a los miembros del grupo de vaquillones, que siempre llevan el nombre del pueblo a todos los sitios a los que acuden.
El último lugar en donde actuaron fue en Zarzuela de Jadraque, a mediados de octubre, con motivo del VI Día de la Sierra. La mencionada intervención fue premiada por la asociación Serranía, impulsora del evento, con un excelente jamón. Y, a raíz de este reconocimiento, en Villares decidieron preparar una merienda el pasado viernes con el objetivo de compartir unos momentos con sus vaquillones.
Así, todos los habitantes de la localidad tuvieron una muy buena convivencia. “Degustamos el jamón, unas tortillas y unas empanadas caseras hechas por algunas vecinas, así como un poco de vino” confirma Fidel Paredes, una de las personas presentes en la celebración. “Pasamos un rato muy agradable”, corrobora Paredes con satisfacción.
La celebración de los vaquillones
Los vaquillones es una fiesta ancestral que se celebra en Villares de Jadraque con motivo del carnaval. Un grupo de 12 vecinos aparecen en las calles del municipio durante el sábado carnavalero para perseguir, siempre en tono festivo, a vecinos y visitantes. “De su llamativa indumentaria destacan las amugas que portan en sus hombros, cuya parte delantera se remata con cuernos de vaca, mientras que de la posterior se cuelgan numerosos cencerros”, señalan desde el referido municipio.
Sin embargo, los ropajes de este grupo no quedan aquí. “Los vaquillones también portan unas capas rojas y ocultan su rostro tras una máscara de arpillera, que apenas les deja espacio para los ojos”, añaden. Además, “la indumentaria se completa con un sombrero de paja, pantalones de pana y albarcas. Estas dos últimas prendas se intercambian entre los participantes para no ser reconocidos por sus vecinos”. “Por último, en la boca llevan un silbato o chiflo, fabricado de vejiga de cerdo, que emplean para comunicarse entre sí sin ser reconocidos”, concluyen.
Este grupo hade acto de presencia por las calles de Villares durante el sábado de carnaval. Sin embargo, y debido a su popularidad, sus componentes también han acudido en otros lugares, como Zarzuela de Jadraque, Guadalajara e Hita. Incluso, han visitado otros emplazamientos fuera de las fronteras provinciales, como Toledo o Madrid.