La iglesia de Pozancos tiene origen románico en el siglo XII, una muestra es su portada, ambientada con motivos florales. Fue sometida siglos más tarde a diversas reformas. Destaca una capilla lateral donde se encuentra el enterramiento de Don Martín Fernández, señor de Pozancos. Allí había una valiosa tabla que representa el entierro de Cristo, obra de finales del siglo XV de estilo gótico castellano-flamenco, que se atribuye a un llamado “Maestro de Pozanco”. Antonio Valcarcel Sangil, que editó un librito sobre el pueblo de Pozancos en 2011 titulado “Pozancos en tierras de Segontia”, nos ilustra sobre la figura histórica de don Martín Fernández y sobre esta capilla. “Se construye a finales del siglo XV por Don Martín Fernández, era señor de Pozancos porque el cabildo de la Catedral escogía un canónigo para designarle como el señor del pueblo. Fue así desde el siglo XIII hasta el siglo XVI. Durante 300 años el señorío de Pozancos fue eclesiástico, el señor era un canónigo de la Catedral. Don Martín Fernández fue el último señor de Pozancos, y muere entre 1509 y 1519, siendo contemporáneo del cardenal Mendoza”.

Ramiro Martín, artífice de la copia de la talla junto a un grupo de vecinas de la Asociación Cultural de Pozancos.

Antonio continúa su relato “Muy probablemente es el que manda que se pinte el cuadro del Entierro de Cristo en una época de gran esplendor de Sigüenza. Entonces, alrededor de las catedrales había artistas y así se entiende que la capilla de un pueblecito tan pequeño como Pozancos se hiciera esta obra tan valiosa”.

En los años sesenta del pasado siglo, previendo los daños al patrimonio cultural en los pequeños pueblos, víctimas de saqueos y abandonos, la tabla del Entierro de Cristo del llamado Maestro de Pozancos se trasladó desde la capilla de la iglesia al Museo Diocesano. También se trasladaron dos figuras de alabastro que representan a Adán y Eva, que formaban parte del sepulcro de Don Martín Fernández.

La tabla original hoy está expuesta en el Museo Diocesano de Sigüenza.

Antonio Valcárcel prosigue su descripción de la capilla: “La inscripción está cortada, viene a decir: aquí está don Martín Fernández, honorable Arcipreste de Hita, al que no hay que confundir con el famoso escritor del siglo XIII) y cura de Las Inviernas, y termina con una B que podría querer decir Beneficiario de la Catedral de Sigüenza. Recibía rentas de la canonjía, era una persona rica, vivió en la casa grande que tenemos en la Plaza”.

Termina su relato histórico señalando que “En 1574 Felipe II, al faltarle dinero debido a las guerras, consigue del Papa Gregorio XIII, que varios pueblos fueran vendidos para conseguir dinero, y doce años después en 1586 ya sabemos que el nuevo señor de Pozancos es civil. Se trata por tanto ya de un señorío civil y ese nuevo señorío de Pozancos está vinculado a la familia Lagúnez durante otros 300 años. La familia Lagúnez continúa en Pozancos hasta 1866, aunque el señorío desaparece en 1837 con la Desamortización. En 1838 nace Ángela Lagúnez que es heredera, por lo tanto el apellido Lagúnez desaparece y aparece en sus descendientes el apellido Bayo porque se casa con Tomás Ballo, los descendientes ya llevan el apellido Bayo hasta ese momento”.

Tras el traslado de la tabla al Museo Diocesano de Sigüenza, el lugar donde se encontraba en la capilla de don Martín Fernández permanecía con una fotografía. Entonces Ramiro Martín, arquitecto jubilado, a petición de los vecinos de Pozancos, decide cubrir este vacío haciendo una copia de la tabla, para ello se desplazó en varias ocasiones al Museo Diocesano para ver el original. “Estuve muchas veces allí para tomar medidas. Al final hice un lienzo con un armazón de madera que hizo un carpintero de Sigüenza” señala al respecto. Cuando se colocó, se dijo que había una cosa especial en la iglesia, vino todo el pueblo porque había algo cubierto con una tela que no se sabía que era. Y al final del acto religioso se descubrió la copia. Fue en el verano de 2012. En la iglesia comprobamos que por su calidad el lienzo no desmerece del original. Ramiro no se conformó con esta acción y ahora intenta que se revoque la cal de la pared. “Se trata de sacar la sillería, para que luzca la capilla.

Dejar los tres muros con la sillería a la vista para evitar restos de humedades y que respire el muro”, nos explica en la misma capilla. Para ello, en nombre de la Asociación de Vecinos de Pozancos se ha puesto en contacto con los responsables de Patrimonio para recabar ayudas “Para hacerlo necesitamos un andamio, algún jornal, yo creo que con cuatro sería suficiente, he escrito a Miguel Ángel Ortega, director del Museo Diocesano y responable de eclesiástico Patrimonio para ver que se puede hacer”. Señala Ramiro que “con una dirección técnica adecuada, la labor consistiría en rascar con una espátula los vecinos tienen el impulso suficiente para acabarlo”. Por ahora están a la espera de la respuesta a sus demandas por parte de las instituciones.

Vecinas de Pozancos implicadas en la rehabilitación en la portada románica de la igilesia.

En la misma capilla podemos contemplar una copia del siglo XVIII en gran tamaño de una obra de Murillo y la iglesia tiene también una estancia anexa ue acaba de arreglar un grupo de mujeres de la Asociación de Vecinos. “Somos un grupo dentro de la Asociación que nos preocupamos de limpiar la iglesia, a pintar los bancos, otras se dedican a lavar y planchar las sabanillas del altar” nos dice al respecto Pilar Catarino López. También podemos contemplar en la iglesia una gran pila bautismal románica de finales del siglo XII. El tejado y el altar mayor de la iglesia están en buenas condiciones ya que se arreglaron hace unos seis o siete años.

Antonio Valcarcel, divulgador de la historia de Pozancos lanza una idea “¿No sería posible ahora que viene tanto turismo a Sigüenza que se incluyera Pozancos y otros nucleos agregados en algunas de las rutas? La iglesia podría colaborar facilitando a los guías autorizados los accesos, eso se debería plantear”.

Por último visitamos otros edificios del pueblo, entre ellos el antiguo horno restaurado que ahora se utiliza como lugar de reunión “Se hizo cuando habías más ayudas para las pedanías, el horno era muy grande, estaba agrietado, no se podía utilizar ni mantener. Se desescombró todo y ha quedado un local muy digno”, comenta José Antonio López, alcalde pedáneo , que señala que el pueblo necesita también financiación para arreglar el tejado de la ermita “Queremos arreglar el tejado porque se está hundiendo, patrimonio tiene que dar su visto bueno, tiene que ser a través del Ayuntamiento que los técnicos hagan un proyecto”. Hacemos votos para que las instituciones respondan y se puedan conseguir ayudas tanto para la ermita como para la capilla de la iglesia donde ahora luce la copia del “nuevo Maestro de Pozancos”.

Ramiro Martín en el centro junto otros vecinos y vecinas de Pozancos.