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Hace muchos años, en 1939, nada más terminar nuestra sangrienta guerra civil, apareció por Sigüenza una familia madrileña con el objeto de hallar un lugar para salir adelante en un país arruinado que había de  superar tres años de lucha sin cuartel y odios imperecederos  y despertar de nuevo en busca de una convivencia completamente rota. La miseria,  el hambre y la ausencia de posibilidades que empapaban el país animó a los Anguita Casado a intentar  probar fortuna en la tierra de sus albores: él provenía de Medinaceli y ella de Pelegrina. Instalados en Sigüenza, con el tiempo llegaron a formar parte de un gran elenco de hombres y mujeres que, con su trabajo, dedicación, esfuerzo, carácter emprendedor y luchador, esperanza e ilusión por el futuro, pelearon duro y consiguieron engrandecer la ciudad y ofrecer a los suyos un porvenir mejor que el que se podía presumir tras la dolorosa contienda. Y allí comenzaron Ambrosio y Facunda con un bar en la calle Cardenal Mendoza, a la vera de la Catedral, donde Elías, un chaval que había venido al mundo en la capital diez años antes, conoció los primeros rudimentos del oficio de la hostelería.

Bar en la callle Humilladero. el camarero de la derecha es Boni Anguita.

Poco duró el establecimiento: un nuevo local, en la calle Humilladero (hoy una tienda de comestibles) abrió a principios de los años cuarenta con la familia al frente. El local, mejor ubicado, fue muy apreciado por los seguntinos y foráneos que aterrizaban por allí en verano o en las ferias y mercados ocasionales, que apreciaban la buena cocina que se practicaba y saboreaban manitas de cordero y unas patatas fritas que allí mismo se fabricaban. Elías (a quien todos llamaban Boni) y sus dos hermanos desarrollaron el oficio y con el tiempo buscaron un enfoque diferente,  encontrando en una huerta detrás de la Alameda la solución: aparece la Pista Anguita (con los años el Boris Club) donde se celebran numerosos bailes. El alquiler de los Jardines Capitol les permite celebrar la mayoría de las bodas que se daban en Sigüenza y comarca, así como baile vermut y crepuscular, espectáculos con animadoras y grupos musicales…hasta que en 1959 aparece el Restaurante Florida, sobre la Pista Anguita en la Alameda. Elías desarrolla una calidad reconocida en la cocina, que le proporciona servir Fiestas en chalets, bodas en la Catedral, servir a la Cofradía del Carmen… Esa calidad es cultivada con esmero, trayendo a colación a cocineros con veteranía y aptitud para aprender infinidad de platos que luego le  otorgarían ese reconocimiento popular. Basta citar la langosta a la americana, la crema de cangrejos de Abánades, el cordero asado traído por pastores de Atienza, el sabroso paté de oca cuya grasa venía de Francia o el marisco cuya técnica de cocido aprendió en los años cincuenta en los Cuatro Caminos de Madrid…

Boda en el Capitol. De pie en el centro Boni Anguita.

La jubilación y el retiro nos mostraron un Boni festivo con quien no era difícil cruzarse en verano por el Paseo de la Alameda, o encontrárselo de rival en una partida de mus. Los años menguaron el físico pero no terminaron con el cocinero de calidad que fue durante tantos años en los locales de su trabajo, donde se curtieron tantos profesionales de la hostelería seguntina. Con noventa años aún preparó y cocinó la última cena familiar navideña, una semana antes de su fallecimiento. Destaco de él, además de su excelencia profesional, cualificada e innovadora,  su amabilidad y su trato directo y sencillo, su cordialidad con cualquier vecino y su sentimiento seguntino (ochenta años aquí le confieren esa cualidad que sentía propia). Y por supuesto no puedo dejar de citar el mayor legado que dejó a su ciudad amada: el famoso fino seguntino, bebida que apareció de forma casi casual para agasajar a un torero apodado precisamente El Fino, y pronto adquirió valor universal. Ya se sabe: culín de vermut, gaseosa abundante y toque de espuma cervecera. Todo un hallazgo que se ha convertido en un clásico que perdura ochenta años después de su bautizo. Con su desaparición Sigüenza pierde a otro de sus destacados protagonistas de la sgunda mitad del Siglo XX,  miembro de la generación que superó con su fe las dificultades y escollos que el tiempo que les tocó vivir puso en su camino y dieron a esta ciudad brillo y lustre.

La Plazuela se suma al dolor de sus familiares y allegados y expresa sus condolencias a Jose, María José, Elías, Quiqui, Carmen y Visi. Elías Anguita nació en Madrid  el 19 de septiembre de 1929 y falleció en la misma ciudad el 31 de diciembre de 2019.

Ignacio Jiménez

Viñeta

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