Tras el verano, recibimos con sorpresa la noticia del cierre de Gama, el supermercado más longevo de Sigüenza. El establecimiento empezó llamándose Shoppy, y con el tiempo fue vinculándose a varias cadenas. Fue conocido a lo largo de los años con diversos nombres: Alto Henares, Mekor, Mascó, al final vinculado a la cadena UNIDE terminó llamándose Gama.
Miguel Juberías y Dani Sopeña cerrando simbólicamente el supermercado.
Para conocer con más detalle los motivos de este cierre La Plazuela habló con sus dos socios Dani Sopeña y Miguel Juberías. Mientras que a Miguel, tras 45 años de trabajo, le espera una merecida jubilación, Dani por su parte, aún no sabe el camino que va a seguir. Nos dice que podía haber continuado pero, tras tanto tiempo trabajando junto a Miguel, cree que no va a encontrar un socio como él, no en vano llevaban trabajando más de 30 años juntos. Ambos responden a nuestras preguntas constatando la compenetración que existe entre ellos.
¿Cuándo nació el supermercado?
El supermercado, que en un principio se llamó Shoppy, nació en 1984, es decir ha completado 38 años de vida. Marcó una época en Sigüenza porque se pasó de haber solo tiendas tradicionales a ver una tienda donde te ofrecían pescado, carne, charcutería, fruta, lácteos, podías comprar todo junto en el mismo sitio. Empezamos con Miguel Muela como trabajadores, en un momento determinado él decide dejar este negocio y se lo compramos aunque el local sigue siendo de Miguel Muela. Fue en el año 2001. Desde entonces lo llevamos al 50% entre los dos, contratando a gente según las necesidades del negocio. Seguimos trabajando igual que antes porque siempre fuimos muy bien tratados por Miguel Muela, pero a partir de entonces lo hicimos con más preocupaciones. Hacer las cuentas a final del mes, procurar que hubiera chavales para poder trabajar, antes no te tenías que preocupar de esas cosas.
¿Cuáles han sido las señas de identidad del negocio a lo largo de su historia?
Aunque el supermercado trajo la modernidad a Sigüenza, tampoco quisimos perder la esencia de la tradicional y lo cercano. Vendíamos productos de la zona y nos caracterizamos por tener un trato cercano hasta el punto de llamar por su nombre de pila a muchos de nuestros clientes. Se nos ocurrió calificar unos artículos con la etiqueta Dilo, es decir de distribución local, los marcábamos en una estantería para que la gente supiera que la leche, el agua y otros productos del supermercado se los comprábamos a distribuidoras locales como Alcántara o Sierra. Además Dilo, sonaba a eso, a que lo digas. En este sentido nos desmarcábamos un poco de la cadena en que estábamos ya que estas cadenas exigen que se les compre a ellos la mayoría de los productos. Por encima de todo apoyábamos al pueblo y siempre hemos estado con las tradiciones.
Protocolo durante la pandemia de Covid.
¿Cómo afrontó el negocio las crisis durante estos años?
La crisis del 2008, que llegó aquí un poco más tarde, hacia 2010, sobre todo cuando se fueron muchos rumanos que trabajaban en la construcción y bajó la población en Sigüenza, la notamos bastante. Con el Covid fue al revés que otras empresas, se funcionó bien porque al ser alimentación trabajamos a tope aunque con la inquietud y los nervios de que no sabías por donde te venía el virus. La gente nos hacía pedidos por whatsApp, que lo abrimos a todos los productos porque hasta entonces solo funcionaba con la carne y los embutidos. Hicimos un protocolo del Covid, nos mandaban el pedido, se lo dejábamos en la puerta de las casas sin abrir. Había casos en que los padres estaban aquí en Sigüenza y los hijos en Madrid y no podían comunicarse. Hicimos una lista de vulnerables y nos encargamos de llamarles para que nos dijeran lo que necesitaban para la semana.
¿Cómo veis la situación general del comercio en Sigüenza?
Si no estás adherido a una cadena es difícil sobrevivir, también es verdad que para funcionar también tienes que potenciar la distribución local. La AES (Asociación de Empresarios de Sigüenza) ha ayudado mucho a la comunicación entre empresarios, había una competencia sana con Hermanos Martín, con Medina y con otras tiendas. Cando necesitábamos algo nos ayudábamos, al final el comercio de Sigüenza tiene que estar unido, aparte de que luego cada uno funciona con sus maneras y sus cosas. Desde las AES conseguimos hacer un calendario anual donde, entre todos marcábamos los días de fiesta que íbamos a abrir. Todo tendía a cerrar los sábados por la tarde, hacer los horarios más cómodos para los trabajadores, porque ahora en una tienda los chavales no quieren estar porque tienen que trabajar el sábado por la tarde. La llegada del Condis y otras cadenas desestabilizó todo, abrían cuando querían y daban tantas facilidades al cliente que al final o metías a más gente para cubrir esas horas o te limitabas a diferenciarte, a tener cosas distintas, como siempre hemos hecho nosotros: Centrándonos en la atención personalizada, en el servicio a domicilio, etc. Otro problema no es específico de este sector sino que existe en todas las empresas de turismo, son los picos de trabajo. ¿Cuándo trabajas? los fines de semana y luego el resto de semana ¿qué haces? A lo mejor por eso no nos podemos especializar tanto, tenemos que tocar todos los palillos. Esto se vio agravado por la falta de flexibilidad a la hora de contabilizar las horas de trabajo debido a las últimas regulaciones laborales.
Miguel Juberías y Dani Sopeña en el supermercado.
¿Qué es lo que ha motivado el cierre?
Queremos recalcar que el motivo del cierre no ha sido que el negocio no funcionara. Las razones son otras. Por un lado el cansancio, trabajábamos desde las siete y media de la mañana hasta las diez y media de la noche y a veces más tiempo, todo eso quema. La tienda no va mal, eso se lo hemos dicho a la gente que ha querido coger el negocio. Trabajando funciona bien y una de las razones es que nosotros teníamos cosas un poco distintas a los demás establecimientos, que tenías que comprarlas aquí porque no estaban en ningún otro sitio y la gente venía aposta aquí. También tratábamos de crear un ambiente en el que la gente estuviera a gusto, de ser un hogar, de ser algo más que un lugar para comprar. El trato y la familiaridad con la gente, eso también nos ha diferenciado.
¿Habrá alguien que tome el relevo?
Ha habido dos familias interesadas en el negocio pero al final se han echado para atrás. Ahora esto se queda montado para el que lo quiera, tendrán que hablar con Miguel Muela el dueño del local, nosotros se lo dejamos todo montado porque él se ha portado muy bien con nosotros.
Miguel Juberías y Dani Sopeña junto a una antigua balanza, emblema del establecimiento.
¿Queréis añadir algo más?
Queremos destacar las muestras de cariño que hemos recibido en la cuenta de WhatsApp que teníamos para que la gente hiciera sus pedidos. No sabíamos que suponíamos tanto. A la gente que nos conoce, les fastidia pero al final se alegra de que ya descansemos. Aunque nos han echado la bronca por el cierre, son broncas muy afectivas. Al final te vas contento de haber cumplido una labor. Que te lo reconozcan es al final muy satisfactorio. Queremos agradecer al pueblo de Sigüenza que al final también siempre ha estado con nosotros.