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En esta ocasión, Antonio Cano Montoro y yo, visitamos Costa de Marfil, y la República de Guinea. Ya con anterioridad, en 2020, justo antes de la pandemia, conocimos Benín, Togo y Ghana.

 

Temíamos que podrían ser muy parecidos ya que son países vecinos, y salvo Ghana, países de expresión francesa. Pero son diferentes, con etnias, algunas comunes, y otras diferentes, y con un nivel económico muy desigual.

 

Podemos asegurar que estos dos países visitados, uno es el que tiene un nivel económico superior, esto es, Costa de Marfil, y Guinea es el que tiene menos nivel.

 

Los viajeros en Costa de Marfil.

Los dos países se independizaron de Francia en procesos muy diferentes, Costa de Marfil se independizo en el año 1960 y siguió dependiendo de Francia en todos los sentidos, y Guinea intentó alejarse, desde la independencia, de la potencia colonial, aunque sin muchos resultados.

 

Costa de Marfil

 

Llamado así porque las rutas de exportación de marfil de todo el África subsahariana pasaban por sus puertos ya con anterioridad a la época colonial.

 

Antes de entrar en el diario de la ruta que nos llevó de sur, playas, costa, grandes ciudades, a norte, etnias, sabana, selva, quiero expresar unas consideraciones previas sobre el país.

 

La moneda de Costa de Marfil es el franco CFA, moneda que comparten 8 países, y emite el Banco Central de Francia. Esta dependencia de la antigua potencia colonial se ve reflejada en casi todos los aspectos culturales y económicos del país. Es casi imposible conseguir billetes o monedas de pequeña cuantía. En hoteles, restaurantes, tiendas, farmacias y no digamos ya en puestos callejeros, nunca tienen cambio de los billetes de mas valor. Como al cambiar euros solo te proporcionan billetes altos, es una pesadilla poder realizar pagos y compras con normalidad. Ni en los bancos te dan el cambio a billetes pequeños.

 

Una de las cosas que nos ha llamado mucho la atención es el grado de degradación de bosques, selvas, playas pueblos y ciudades. Millones de plásticos y vidrios por absolutamente todos lados, montañas de botellitas de licor. La selva con millones de bolsitas de plástico. Se utilizan para beber agua, té o café bolsitas de plástico tipo globo que todo el mundo tira al suelo después de consumir sin ningún problema. Estamos hablando de que son varios millones de bolsas que se tiran cada día al suelo. El efecto es horrible, degradante, sucio, y nadie dice nada, si esto sigue así, el país será un basurero horrible en poco tiempo.

 

Costa de Marfil es un país joven, rico en recursos, el indice de natalidad es muy elevado, en las zonas rurales, cada mujer fértil tiene una media de 6 descendientes, y el 70 por ciento de la población tiene menos de 25 años. Se ven niños por todos lados, la mayoría escolarizados y bien nutridos, este potencial se debe de encauzar hacia el progreso, y no hacia la pobreza o emigración.

 

Niños por todas partes.

Se puede comer bien por todo el país, y se debe de encargar previamente los platos que quieres consumir en los restaurantes unas horas antes, ya que el proceso es, primero ir al mercado y después elaborar lo que has pedido, por lo que siempre son alimentos recién hechos y mas o menos saludables. Consumimos varias veces guisos de pollo, y platos con salsas, y todo estaba bien hecho, y sabroso. Tienen la tradición, heredada de Francia, de hacer pan todos los días, y realmente es exquisito y natural. Si no encargas previamente los alimentos en los restaurantes, corres el riesgo de tener que esperar 2 o 3 horas hasta que te sirvan. Nos sorprendió mucho que en todos los sitios, tanto en la costa como en el interior sirven pescado, a buen precio y bien elaborado.

 

En cuanto a la vida salvaje, deberían cuidar el entorno, cada vez mas deteriorado por el afán de ganar terreno a la selva para el cultivo del cacao. Y también controlar la caza furtiva, vimos en las carreteras varias personas con piezas de caza, pequeños felinos y antílopes, que se ofrecían a los transeúntes sin ningún problema.

 

Caza furtiva y venta para su consumo.

En Costa de Marfil, por mucho inglés que sepas, no te va a servir para nada. En ningún sitio hablan ese idioma, ni siquiera en los grandes hoteles.

 

El primer día llegamos a Abidjan de madrugada y salimos hacia el norte a la mañana siguiente. En el hotel desayunamos muy bien, y, aunque no lo supiera, la primera y última vez que tomé un café recién hecho en todo el viaje. Costa de Marfil es el primer productor mundial de cacao y uno de los mas importantes de café, pero en el resto del viaje y en buenos hoteles, solo te ofrecían café soluble y cacao en polvo importado de Europa.

 

El rey Nanan Anoh II

El primer sitio que visitamos en nuestra ruta, de camino a Abengourou fue el pueblo de Aniassué, en esta zona hay varias escuelas fetichistas, y deberíamos ver sus altares y una danza tradicional de iniciación a la hechicería realizada por las alumnas. Nos presentaron a las maestras y nos indicaron que nos sentáramos y esperáramos un rato mientras ensayaban la danza. Estuvimos cerca de una hora esperando, en el que de vez en cuando alguien bailaba y tocaban instrumentos musicales a ratos. Como esto no empezaba, nos avisaron que el Rey de Aniassué, uno de los mas importantes de la etnia Akán, nos estaba esperando, y no deberíamos retrasarnos. Fuimos a la visita, y de camino tuvimos que comprar un regalo al rey como marca la tradición, esto es, una botella de ginebra.

 

En la estancia real.

Llegamos a las estancias reales, y nos estaban esperando algunos consejeros del rey, y algunos miembros de la familia real. También vimos por el suelo otra botella de ginebra, vacía esta vez. Cuando nos acomodamos, en sillas, enfrente de los consejeros, nos indicaron que el rey estaba de luto por el fallecimiento de un hijo, y que era una deferencia hacía nosotros el que saliera a saludarnos. Al rato, su majestad Nanan Anoh II, apareció, y entre reverencias y presentaciones protocolarias nos deseó un buen viaje, nos hicimos fotos con él, y después pudimos ver varios lugares del palacio e interactuar con sus esposas, hijos y nietos.

 

Volvimos para ver la danza de las hechiceras, pero después de esperar un buen rato entre ensayos, optamos por irnos sin ver nada, y sin pagar la propina prometida.

 

Al día siguiente salimos hacia la capital política de Costa de Marfil, Yamoussoukro. Por el camino hicimos una parada para visitar los peces sagrados de Bongouanou. Estos peces están en un lago y representan almas de niños, fallecidos hasta la pubertad. Están en un lago pequeño, y en las orillas hay puestos callejeros vendiendo pan duro para darlos de comer.

 

Llegamos a Yamoussoukro, capital política del país. Es una ciudad moderna, con grandes avenidas, una catedral católica, una mezquita, y los edificios de las instituciones políticas. Aparte de todo esto, lo mas importante y por lo que se conoce esta ciudad es una basílica enorme, una construcción realizada a semejanza de la Basílica de San Pedro de Roma, casi de igual tamaño, aunque según nos dijeron esta es mas alta, y está gestionada por el Vaticano, es territorio vaticano, a traves de palotinos polacos.

 

Vista exterior de la basílica.
Interior de la basílica.

La Basílica de Nuestra Señora de la Paz fue construida en 1986, por un antiguo presidente de Costa de Marfil y pagó de su bolsillo los casi 300 millones de dólares que costó su construcción. La basílica es impresionante, está muy bien cuidada y limpia y no se pueden hacer fotos en su interior. Se puede ascender hasta la cúpula por unos ascensores que están dentro de las grandes columnas que sustentan la construcción, el conjunto es maravilloso, y las vistas tanto del interior como del exterior son fabulosas. Puede albergar hasta 18.000 fieles en el interior, y de 300.000 en la explanada exterior.

 

Mezquita de Yamoussoukro.

Por la tarde visitamos unas lagunas, en las que hay varios cocodrilos sagrados, estos cocodrilos son alimentados por iniciados y no tienen posibilidad de salir al exterior.

 

Cocodrilos sagrados.
Cocodrilos sagrados en la laguna.

Salimos al día siguiente a Korhogo, la capital del país Senufo, por el camino visitamos unos pueblos Baulé, dedicados a tejer telas de un colorido precioso, de algodón y colores naturales, los telares son muy rudimentarios pero la base de los instrumentos que utilizan son parecidos a los telares antiguos de todo el mundo. Estuvimos viendo una demostración de la forma de tejer, y nos invitaron a una sesión de danza de mascaras Goli. Esta danza se realiza en ocasiones importantes, como funerales o por entretenimiento. Son dos las mascaras danzantes. Aparecen detrás del bosque sagrado, zona vetada para los no iniciados, son dos individuos con un traje de paja y una máscara, que le impide ver hacia delante, solo ven lo que están pisando. Y les acompañan varios ayudantes, para no caer. La danza, con un grupo de músicos, es una especie de reto físico entre los dos danzantes, y en cada demostración afirman su danza con un latigazo en la espalda, cubierta con un cuero de antílope.

 

Danzas Goli.

 

Estando ya en la capital del país Senofo, fuimos a las afueras de la ciudad y al anochecer, para ver una danza del pueblo Nawalakaha donde contemplar la danza mística del fuego. La danza, con unos instrumentos musicales muy rudimentarios, consistía de varios danzantes con el torso desnudo y sentándose sobre el fuego o poniéndose ramas y palos encendidos en la cabeza u otras partes del cuerpo.

 

 

Seguimos dentro del país Senofo, nos desplazamos al pueblo de los pintores Fakaha en la que estuvo unos días el pintor Pablo Picasso, y, según comentaban, este les enseño diversas técnicas de pintura. En todo caso, las pinturas que vimos y que venden al visitante no merecen mucho la pena. Ese mismo día visitamos varios pueblos, los tallistas de madera en Koko, que visitamos pero estaban de luto y no pudimos ver nada, y finalmente visitamos una fábrica artesanal de manteca de Karité. Un lugar lleno de toneles, cubos y fosas llenas de esta manteca, con un olor horroroso, todo el recinto estaba sucio y desaliñado.

 

 

 

Danza iniciática de las máscaras panteras en Korhogo.

 

 

A la puesta de sol nos trasladamos al pueblo de Waraniené, donde asistimos a la danza iniciática de las mascaras panteras, el Boloye. Muchos músicos, todos con el mismo traje, y varios danzantes embutidos en trajes de panteras, la danza consistía en diversas maniobras circenses, saltos y volteretas.

 

(Continuará)

 

 

Viñeta

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