1. El 17 de mayo de 2013 “ocuparon” el pueblo abandonado de Fraguas en la zona de Cogolludo. Levantaron de las ruinas una casa y la convirtieron en su vivienda, montaron una huerta, instalaron una placa solar, empezaron a hacer cerveza (había entre ellos un joven licenciado de Química que abordó el asunto como experto)… Todo basado en los principios de gestión colectiva y con un ir y venir constante de afines y curiosos. La idea no era nada novedosa: simplemente intentar a crear un modelo de sociedad en miniatura según su visión de lo auténtico y lo sostenible. A ver si funciona. Ahora dicen que funcionó asombrosamente fácil.
En la provincia de Guadalajara ya existe, desde unos ocho años, otro pueblo “ocupado”, Hontanillas. Alguna vez se les oía quejarse de estar cansados de vivir en un “limbo legal”. Su proyecto fue denegado por la Junta, sin embargo el Ayuntamiento del pueblo de Pareja, cuya pedanía es Hontanillas, les dio su visto bueno.
Los de Fraguas no están en el limbo, la “ocupación” es ilegal, lo que les supone algunas visitas de la Guardia civil, algunas multas por utilizar el coche donde no se permite, y en general algo complica la vida. Pero no fue por eso por lo que una parte del grupo se separó para tomar el camino legal. Dicen que no les satisfacía vivir en un “gueto”. Quieren expandir su proyecto, es decir la autogestión, al entorno real e involucrar en él la gente “normal”, la que, en principio, no está comprometida con ningún asunto político especial.
Así el proyecto “Fraguas” se ramificó en el proyecto “Ujados”.
Ujados es un municipio donde en invierno viven unas 20 o 22 personas, la mayoría “de 80 pa´arriba”, como dice Chus, la alcaldesa.
Al lado está Albendiego, un pueblo famoso por sus dos monumentos arquitectónicos: la iglesia de Santa Coloma, la joya románica, y una gran carpa de circo. La carpa muchas veces da cobijo a encuentros y charlas organizadas por “pobladores rurales” (es un término muy vago pero todos saben a qué tipo de gente se refiere). En el pueblo desde ya más de veinte años vive un puñado de personas que tienen ideas bastante cercanas a las del grupo de Fraguas. Fue una de los razones para elegir Ujados.
También en Ujados vive Carlos, ex alcalde del pueblo y persona muy próxima al círculo de “pobladores rurales”. Fue él quien les cedió tierra. “¿Cuántos hectáreas?” - “¡Bah! ¡Qué hectáreas! Poca tierra… y mucho matorral”, comenta él mismo melancólicamente. “Con la mula eléctrica de Carlos todo se hace muy rápido”, a su vez me dice uno de los chicos asegurándome que tampoco es tanto trabajo. La huerta está en marcha. El grupo ha venido en marzo de este año. Alquilaron una casa. Son cinco, más una pareja que está a punto de tener un bebé y unirse al grupo.
La gente del pueblo les recibió de buena gana. “Para cualquier cosa de urgencia que puede ocurrir, está muy bien que estén aquí chicos jóvenes. Estamos muy solos aquí”, me decía una mujer mayor. Chus, la alcaldesa, también dice que “está encantada”, que no había gente para muchos trabajos de mantenimiento del pueblo y los “chicos siempre están dispuestos para hacer cualquier cosa”, además, añade otro vecino, “es gente muy agradable”.
2. El primer fin de semana del pasado julio, por iniciativa del grupo de Ujados, se celebro el I Encuentro Agropolítico. Fue también una especie de presentación de su proyecto.
Empezaron la celebración en Albendiego, terminaron en Ujados. En la comida popular se comieron dos corderos, uno regalado por el grupo de Hontanillas, otro por la Asociación Campesina La Taina (Santamera). Todos estos grupos se sienten ahora fortalecidos con la aparición del nuevo núcleo.
Los de Ujados explicaron su proyecto. Apuestan por el municipalismo. El tema del municipalismo ya había aparecido antes en alguna charla de “pobladores rurales”, más bien en el contexto de la nueva legislación que limita competencias de los ayuntamientos y sugiere la fusión de municipios pequeños.
Isato, el joven químico, explicó el plan. Ellos en su grupo deciden todos los asuntos juntos, esta manera de gestionar se traslada al pueblo. Todas las decisiones se toman por una asamblea de vecinos. En perspectiva más lejana la historia puede desarrollarse de dos modos: un alcalde se compromete personalmente a cumplir las decisiones de la asamblea o el papel de esta asamblea se institucionaliza, es decir en el estatuto municipal se inserta una clausula correspondiente.
Realmente en esto no hay nada nuevo, de hecho en la legislación existe la figura de “concejo abierto” para pequeños municipios, que funcionaba hasta hace poco o medio funciona ahora. Como comenta un vecino de Ujados, las cuestiones serias, por ejemplo, el pago de agua, no se decide en el ayuntamiento sino en una reunión común, y en verano, cuando más gente hay. Esa es la dirección en la que quieren trabajar los chicos de Ujados, a saber, poco a poco devolver al municipio sus competencias que le habían quitado diferentes instituciones e impresas y reconquistar el autogobierno.
“No vas a hacerlo en Morataláz, pero en Ujades, sí”, dijo Isato. Como observó, muy perspicaz, un participante de los debates (cito de memoria): “Estamos acostumbrados a que todas las ideas surjan en las ciudades, y las zonas rurales vayan a la zaga. Pero creo que precisamente en las zonas rurales ahora hay más libertad para que surjan nuevas ideas”.
“Y cuando se haga esto en Ujados ¿va a ser el final del trayecto?” – “No creo que sea tan fácil. Pero si se hace intentaremos expandirlo a otros pueblos y hacer una coordinación entre ellos”, - contesta Quique, otro del grupo.
También es de esperar que la autogestión despierte más ideas, porque por ahora, como se dijo en los debates, cualquier dinerito que consigue obtener un municipio, acaba inevitablemente “en poner farolas y bancos”.
La gente cada vez se siente más manipulada desde fuera, por eso la idea de las asambleas está en boga. En Sigüenza un intento de crear algo parecido en vísperas de las últimas elecciones fracasó, tal vez porque se convocó bajo determinadas signas políticas (Podemos). Pero por ejemplo en Fontanares (un pueblo con la mitad de habitantes de los que tiene Sigüenza) existe una asamblea y tres concejales del ayuntamiento (de la plataforma Ahora) están comprometidos con ella, según nos contó una participante de las Jornadas, Paulina Belinchón.
3. Un toque personal. ¿Quiénes son las personas que participan en este proyecto?
Todos son de ciudad. Muchos tienen experiencia de participación en movimientos sociales.
Hablé con varios y he sacado una interesante conclusión: que – igual no todos pero como tendencia– habían viajado mucho, en plan mochilero, ciclismo con alforjas, cooperantes. Han visto muchos países y muchos modos de vida antes de meterse en un pueblo perdido con el propósito, parece, de permanecer allí bastante tiempo.
Quiero decir, que han visto mucho, y no toman ya el modo de vivir europeo urbano como algo innato al ser humano. Tienen una visión mucho más amplia.
En la fiesta estaban los padres de algunos de ellos. Me resultó muy interesante hablar con ellos para saber realmente de donde proceden estos chicos.
Hablé con los padres de Jesús, un joven de 34 años del grupo de Ujados. Viven en Azuqueca de Henares. ¿Qué les parece lo que hace su hijo? “Me parece bien –dice la madre–, es una decisión que ha tomado y veo que está feliz”. El padre tiene el escepticismo dibujado en la cara. Extremeño de nacimiento, trabaja en la construcción, tiene su pequeña empresa de suelos. “Creo que pierde el tiempo”, dice. “¿Pero qué hubiera podido hacer en este tiempo?” le pregunto. La respuesta resultó inesperada: “Ayudar a otros; lo que hacía antes”. Así me entero de que su hijo trabajó largos períodos con ONGs en África, en la India. Pero, como yo sospechaba, todo viene de la familia. Sus padres acogían en varios años a los niños saharauis. Y una vez su propio hijo fue a ver los campamentos de Argelia de donde procedían aquellos niños… Su primera infancia Jesús-hijo la pasó en California donde se había ido la familia ¡con dos niños pequeños! (el padre encontró trabajo en la construcción, la madre, en una fábrica). Habían dudado. Pero… “Es que España me resultaba estrecha”, dice Jesús-padre. “Ves, tú has sido todavía más aventurero que él”, se ríe su mujer que, a su vez, pasó su infancia en Francia.
Me dijo mucho esta conversación de cómo es esta gente.