A veces me sacuden como pedrada en la frente, tanto en España como en América, tanto en conversaciones privadas como en la televisión, proposiciones del tipo “Harvard, la universidad más antigua de América…” o “… desde la primera fundación de una universidad en América, Harvard ha ido ganando prestigio…”. Me asombra la poca información que tenemos los hispanos de ambas orillas sobre la historia común de nuestros países.

A cualquiera le es muy fácil comprobar que en 1636 se creó un Colegio superior en Cambridge (Massachussets) y que un par de años más tarde el reverendo John Harvard falleció, dejando su biblioteca (unos 400 volúmenes) y la mitad de su dinero al colegio, que desde entonces se llamaría Harvard College.

Sin embargo, a este cualquiera le sería igual de fácil comprobar que en 1518, solo 26 años después de la llegada española a América, los dominicos fundaron un Studium Generale adscrito a la Catedral de Santo Domingo, en la Isla de la Española, hoy República Dominicana. Los Studia Generalia estaban abiertos a todo tipo de estudiantes y enseñaban el Trivium (Gramática, Lógica, y Retórica) y el Quadrivium (Aritmética, Geometría, Música y Astronomía). El 28 de octubre de 1538 este estudio se convirtió, mediante bula papal, en la Universidad Pontificia de Santo Tomás de Aquino; aunque no fue reconocida como tal por el rey Felipe II hasta 1558.

En los años siguientes la labor universitaria de la Corona y la Iglesia españolas alcanzó velocidad de crucero y el 12 de mayo de 1551 el rey Carlos I de España constituyó la Real y Pontificia Universidad (R.P.U.) de San Marcos, en Lima (Perú) y el 21 de septiembre del mismo año la R.P.U. de México. Esta circunstancia desembocó en una de las polémicas más estériles de la historia de la universidad en América, la de si se debe considerar a la universidad de Santo Domingo la primera, solo reconocida por el papa, o la de Lima, por ser la primera reconocida por el rey (y el papa).

Universidad de San Marcos, Lima. Foto Facebook.

La Corona, y sobre todo la Iglesia hispana, continuaron su esfuerzo educativo creando las universidades de La Plata (la actual ciudad de Sucre, 1552), aunque esta no llegó a funcionar; la de Santiago de la Paz y Gorjón (Santo Domingo, 1558), la de Puebla (México, 1578), la de Santo Tomás de Aquino (Santa Fe de Bogotá, 1580), la de San Fulgencio (Quito, 1586); así como la primera en Asia, la de San Ignacio (Manila, 1590).

En el siglo XVII la labor universitaria de la Corona española no se tomó un respiro, sino que se crearon otras 15 universidades en América y otra más en Filipinas, la de Santo Tomás de Aquino (Manila, 1611), aún hoy en funcionamiento. El siglo XVIII fue testigo de la creación de otras 8 universidades más en el continente americano y todavía en el XIX, poco antes de la independencia de las provincias americanas, se crearon otras 3, siendo la última la de León (Nicaragua, 1812), creada por orden de las Cortes de Cádiz, cuando la francesada. Lo que hace un total de 34 universidades en America y 2 en Filipinas. Esto equivale a la fundación de una cada 7,25 años. De estas 36 universidades españolas, 11 siguen vivas hoy en día.

La preocupación institucional por la educación en las provincias americanas fue constante, ya que a sus 34 universidades hay que sumar un sin número de colegios mayores, colegios menores y escuelas… muchas escuelas. Esta labor supera ampliamente en tiempo y cantidad a lo que hicieron todos los imperios europeos juntos en sus territorios americanos. Inglaterra solo creo 9 colegios-universidad durante su periodo colonial americano, mientras que Holanda y Portugal no crearon ninguna universidad (la primera universidad brasileña es de 1912).

Podemos indagar si quizá en Canadá, franceses o británicos pudieron igualar la labor educativa española; pero vemos que tampoco fue así. El primer colegio superior en ese país fue fundado por los franceses, el Seminario de Laval, y esta institución tuvo que esperar hasta 1852 para convertirse en la Universidad de Laval (Quebec, 1852). En 1785, siete realistas que huían de la Revolución Americana fundaron un colegio en Fredericton, que se convertirá en la segunda universidad de ese país norteño, la Universidad de Nueva Brunswick en 1859.

Cuando se fundó el colegio mayor, que más adelante daría lugar a la Universidad de Harvard, en la España americana ya se habían fundado 17 universidades, de las cuales seguían funcionando todas menos una, la mencionada Universidad de La Plata.

Ahora bien, como ocurre en la polémica de las universidades de Santo Domingo y la de Lima, una universidad no es tal hasta que ella, y sobre todos sus títulos, no adquiere el reconocimiento real o pontificio. Y sucede que la primera referencia del Colegio de Harvard como universidad data de 1780. Para entonces la Corona española había consumado la creación de 28 universidades en América, de las que en ese momento sobrevivían 15. La mayor mortalidad de universidades españolas se produjo en 1767, con la expulsión de los jesuitas, un golpe letal para 8 universidades en América.

De modo que, tras su pequeña investigación, ese cualquiera al que mencionamos al principio debería tener claro que la Universidad de Harvard solo fue la primera universidad de los hoy Estados Unidos de América y la primera en impartir clases en inglés; si bien, ni siquiera fue la primera en Norteamérica, ya que por entonces existían 3 universidades en México.

Nota: Este artículo es fruto de una ampliación y corrección de la investigación realizada para la conferencia del autor en la Universidad de Verano de la Universidad de Alcalá de Henares, Sigüenza, 15 de junio de 2019.