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El pasado 26 de mayo Sigüenza decidió que quería tener una alcaldesa. El hecho de que será la primera alcaldesa del municipio, más que una anécdota es un símbolo de nuestra historia y del papel de la mujer en ella. En los 40 años que llevamos de democracia nunca ha representado al municipio una mujer, sólo hombres. Una población constituida a lo largo de la historia por mitad de hombres y mitad de mujeres ha sido siempre representada y gobernada por hombres. ¿Es esto casualidad? ¿En 40 años no ha habido mujeres con inteligencia y capacidad de gestión suficiente para hacerse cargo de la alcaldía? Lo dudo mucho. ¿No sería que se estaban ocupando de la casa y la familia? ¿No sería que los estamentos de poder y los órganos de decisión estaban vetados a las mujeres de una forma más o menos explicita?

Sigüenza ha decidido que va a ser representada y gobernada por una mujer que lidera un equipo con mayoría de mujeres y podemos pensar que este es un buen paso. No se trata de valorar a las mujeres por el único hecho de ser mujeres, se trata de no discriminarlas por el único hecho de ser mujeres, como se lleva haciendo durante 40 años. Es un buen paso porque es un paso real hacia la igualdad y hacia la eliminación de la discriminación por razón de género.

Ya en 1995, en la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer de las Naciones Unidas en Beijing se concluía: “La Declaración Universal de Derechos Humanos establece que toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país. La habilitación y autonomía de la mujer y el mejoramiento de su condición social, económica y política son fundamentales para el logro de un gobierno y una administración transparentes y responsables y del desarrollo sostenible en todas las esferas de la vida. Las relaciones de poder que impiden que las mujeres puedan vivir plenamente funcionan a muchos niveles de la sociedad, desde el más personal al más público. La consecución del objetivo de igualdad de participación de la mujer y el hombre en la adopción de decisiones proporcionará un equilibrio que reflejará de una manera más exacta la composición de la sociedad y se necesita para reforzar la democracia y promover su correcto funcionamiento. La igualdad en la adopción de decisiones políticas ejerce un poder de intercesión sin el cual es muy poco probable que resulte viable la integración real de la igualdad en la formulación de políticas gubernamentales”.

Dicho de otro modo, aunque sobre el papel se supone que las mujeres y los hombres ya somos iguales en la sociedad, la realidad demuestra que aún tenemos mucho trabajo por delante y será imposible que avancemos teniendo a la mitad de la población discriminada. Mientras esto no cambie, el futuro que nos espera no es muy esperanzador ni para mujeres ni para hombres, porque el futuro es un camino que construimos entre todas y todos.

En los últimos años ha habido iniciativas particulares y colectivas de las gentes de Sigüenza y sus pedanías que han supuesto pasos de gigante en la lucha feminista por la justicia y la igualdad en esta tierra. Seguirá habiéndolas pero ahora además el nuevo equipo de gobierno es receptor del testigo en esta lucha feminista y demostrará con cada una de sus acciones si su compromiso por la construcción de un mundo mejor y más justo es real o no.

Por esto, aunque sabemos que la llegada de una mujer a la alcaldía es un buen paso, aún no sabemos si es un gran paso o es un paso pequeñito. Desde el feminismo tenemos la profunda creencia de que las mujeres son capaces de los mismos logros que los hombres. Pero esto es para bien y para mal. Que la alcaldesa sea mujer no implica que sea feminista. Hay mujeres que son tan machistas como el mayor machirulo de entre los más machitos machistas que te puedas encontrar.

El feminismo implica un compromiso con la justicia, mucha formación e información. Y eso no está en los cromosomas. El feminismo no es cuestión de genética, es cuestión de valores.

Las iniciativas y movimientos ciudadanos de colectivos y particulares de Sigüenza y de la Sierra Norte han hecho lo más difícil: abrir el camino de la lucha feminista a cara descubierta. Esperemos que el nuevo equipo de gobierno sea capaz de tener la altura de miras suficiente para saber reconocer el impulso y desarrollo que supone el feminismo para la sociedad y sepa ampliar y potenciar este camino ya abierto. Entonces podremos afirmar que el tener mujeres en puestos de poder y responsabilidad en nuestro municipio, además de un buen paso, es un gran paso. Esperemos que no quede solamente en algo simbólico y estético.

Ediciones de La Plazuela - El Afilador

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