El 15 de enero estuvo en Sigüenza, invitada por la Asociación de Amas de Casa Seguntinas, la escritora Julia Navarro. La sala del Centro Cultural El Torreón, donde tuvo lugar el encuentro con sus lectores, estaba repleta, había gente que tuvo que permanecer de pie. Llamaba la atención que gran parte de los asistentes llevaba alguna de las novelas de la escritora bajo el brazo y pidieron su firma. A la conocidísima autora de cinco novelas que se han convertido en bestseller, la presentó Carla del Amo, directora de comunicación de la editorial Plaza & Janés e hija de Carmen Cabezas, vice presidenta de la Asociación de Amas de Casa. Sin más preámbulos empezó el coloquio, es decir Julia (insistía en que la tutearan) contestaba a las preguntas del público, la mayoría de las cuales giraba alrededor del proceso creativo, de la relación de la autora con sus personajes, de la influencia del trabajo periodístico sobre su creación literaria. Fue una revelación de la "cocina" de una escritora, algo muy curioso y además contado con tono sincero sin pretensiones de parecer "interesante".
Afirmó que nunca se sienta ante un ordenador con la idea de "a ver qué se me ocurre". Empieza a escribir cuando tiene la novela ya totalmente estructurada en la cabeza, los personajes "no se me escapan", dice, los tiene totalmente controlados. Durante varios meses "piensa" la novela y luego tarda dos o tres años en escribirla. A una pregunta, algo ingenua, "¿Por qué tanto si ya tienes la novela hecha en la cabeza?" contesta que busca la mejor forma de contar la historia y que siempre le resulta difícil terminar: "El afán del perfeccionismo puede ser totalmente angustioso". También le cuesta desprenderse de los personajes, "les veo incluso por las calles". Es una relación parecida a la que se tiene con los compañeros del colegio de la infancia, "los tienes en una nebulosa". A veces un lector empieza a hablar algo sobre algún personaje suyo y tiene que pedirle: "Recuérdame de dónde es, a ver si me sitúo..."
Señaló que no pertenece a aquellos autores que afirman que se conforman con gustar a cien lectores cuya opinión le importa. Siente la necesidad de llegar a cuanta más gente mejor.
Sobre sus influencias literarias comenta que lee muchísimo y a la pregunta "¿Qué hay que hacer para ser escritor?" suele contestar: "Leer". Le gusta mucho la literatura rusa del siglo XIX, en particular Tolstói, y también por ejemplo Balzac porque en las novelas de estos escritores la trama está integrada en un cuadro amplio y profundo de la época que describen. "No vas a entender nada de lo que siente Anna Karénina si no ves cómo todo esto está determinado por la sociedad en que vive". Ella misma parece que sigue esta pauta y dice que aunque no escribe "novelas históricas", sin embargo procura ambientar sus obras de manera muy concienzuda. No le basta imaginar, necesita ver y "tocar" lo que escribe. Por ejemplo, a pesar de haber estado en Berlín como diez veces, cuando escribía su novela "Dime quién soy" tuvo que volver a esta ciudad para verla esta vez "con los ojos de Amelia" (una de los personajes).
Una pregunta que se salía de este círculo de temas fue sobre los recientes atentados en Paris, cómo tenemos que situarnos ante eso. Contestó que en algunas novelas suyas intentó ponerse en lugar de las personas que matan porque el otro es "diferente". "Me cuesta muchísimo". "Creo que lo único que Dios no perdona es que maten en su nombre".
En octubre pasado Julia Navarro empezó a escribir nueva novela de la que por ahora no quiere dar ninguna pista. Leonor Roa, la presidenta de la asociación de Amas de Casa, dice que espera que pueden invitar de nuevo a la escritora a Sigüenza cuando esta nueva novela vea la luz.
