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La asamblea se extendió hasta más allá de las tres de la tarde. La asamblea es sin duda el latido de la fiesta, su auténtico motivo. Al hilo de la conversación y el debate fuimos conociendo a las nuevas gentes de la comarca; llegados unos tras el rastro de los lobos; atraídos otros por las cabras, los cerdos, las gallinas, el paisaje, el olor a mies y paja, por la calidad del aire o por los colores del atardecer; y todos, en general, por la mayor y mejor disponibilidad del tiempo y del espacio —llamémoslo libertad— que gozamos por estos pagos.

Hablamos, cómo no, del significado de “Espora”, este encuentro festivo anual que hace de difusor y aglutinador de esa entelequia que llamamos Unión de Pela, y que nos identifica como colectividad. También hablamos, y mucho, del convencimiento de la mayoría de los que acudimos el pasado día 17 de septiembre a La Miñosa de que no hay mejor futuro para los seres humanos que la autonomía y la autogestión (propias del mundo rural) frente a la dependencia de las urbes respecto a la industria; y, por ende, respecto a las decisiones arbitrarias de los grandes emporios financieros, fascinados y fanatizados por los falsos valores que excreta la irresponsable e irracional concentración de poder a partir de la acumulación del dinero. En eso ha degenerado el capitalismo.

Repasamos, asimismo, las amenazas que se ciernen sobre la comarca de la Sierra Norte de Guadalajara; tales como la pretendida instalación de macrogranjas de cría intensiva de cerdos en las que se hacinarían miles de animales; una actividad que acarrea nefastas consecuencias medioambientales para la tierra, el agua y el aire, y que va en detrimento de la calidad de la propia carne, destinada al consumo humano. Nos repetimos, una vez más, la precariedad que padecemos en la Sierra Norte de Guadalajara en cuanto a servicios públicos y privados, y nos advertimos respecto al riesgo de que se instalen ciertos modos de neocaciquismo en nuestra comarca al amparo de la neoliberalización legislativa al uso. Tras la comida-degustación, en la que compartimos lo que cada cual traía consigo, se convocó un espontáneo y suculento concurso de postres que dio paso al espectáculo y  la fiesta.

En contraste con la imperante cultura del consumo y de lo falso, Espora nos ha ofrecido tienda gratis de libros y ropa. Cada uno se ha llevado lo que ha querido dejando o no algo de dinero, según la voluntad y la disponibilidad. Algunos han llevado también sus elaboraciones artesanales como muestra del buen hacer en la comarca. En el bar, donde sólo se servía cerveza artesana, vino de cosechero local y licores naturales, nadie cobraba; todos se han servido y dejado en el bote lo que han estimado conveniente. Tampoco se ha cobrado nada por una programación repleta de actuaciones salpicadas de humor, musicalidad y profundidad poética. Hemos disfrutado con el circo trepidante de Komotedigorodrigo, la emotiva interpretación poética de Elfo Teatro, el entrañable canto de Los Cabreros y toda una catarata musical a cargo de Samba na Rua, Shambaila, A Fin de Cuentas, Pata de Elefante, Alpargata y el desparrame final con la jam session de Jabo & Músicos Varios y DJ Resident.

Aunque su asistencia no estaba anunciada, la concurrencia se sintió reconfortada con la presencia, casi angelical, de la “Blanca Paloma”… Se llama Pilar, es bastante octogenaria y nos dio unas cuantas lecciones de ánimo, alegría y vitalidad sandunguera. Teníais que haberla visto bailando incansable la batucada…

Ediciones de La Plazuela - El Afilador

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