Piensa en una de estas noches. Vacaciones. Buena temperatura. Sales ya tarde. Amigos. Amigas. La vuelta a casa se retrasa. Finalmente regresas en la noche cerrada. De camino te alejas un poco de las calles más iluminadas. Alzas la mirada al cielo. Contemplas las estrellas. Enseguida localizas la Osa Mayor e inmediatamente encuentras la Estrella Polar y la Osa Menor. Están ahí arriba, ofreciendo su espectáculo prodigioso, como siempre. Adornando el cielo. Acompañándote en tu camino. Siempre ahí, para que las disfrutemos todos y todas... Pero espera: ¿todos y todas?
Déjame ver: Si consultamos un mapa de contaminación lumínica vemos que las aproximadamente 84.000 personas que viven en Guadalajara no lo tienen tan fácil para ver las estrellas. Por no hablar de que las 3.200.000 personas que viven en el municipio de Madrid conocen las estrellas por foto, por películas o porque se han alejado muchos kilómetros de su ciudad para poder verlas. Recordemos que la contaminación lumínica de Madrid se divisa hasta a 100 km.
Si tomamos las 10 ciudades más pobladas de España (Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza, Málaga, Murcia, Bilbao, Alicante, Córdoba) tenemos que casi 9 millones de personas en España lo tienen realmente difícil para ver las estrellas, si no imposible. Si además incluimos el área metropolitana de las cuatro primeras ciudades tenemos que esta cifra aumenta hasta superar los 18 millones.
Teniendo en cuenta que a esta cifra habría que sumar los habitantes de prácticamente todas las capitales de provincia y tantas otras ciudades con elevada población o actividad turística, no es aventurado afirmar que más de la mitad de todos los habitantes de España (46,5 millones) no se pueden permitir el lujo de disfrutar de un cielo nocturno como el que tenemos en Sigüenza.
Y digo “lujo” y no es una palabra elegida al azar. Un lujo de los de verdad, de los que no se compran con dinero.
Sigüenza es un lugar que nos concede ciertos privilegios y uno es su cielo. Si consultamos la página web del Ayuntamiento, en su apartado de Turismo, encontramos otros espacios naturales que nos recuerdan que vivimos en un lugar privilegiado: el Parque Natural del Río Dulce, las Salinas del Río Salado, El Pinar, etc.
No lo busques, el cielo nocturno no está. Si buscas en otras páginas web dedicadas al turismo en Sigüenza tampoco lo vas a encontrar.
Nos hemos acostumbrado a tenerlo ahí encima con su ostentosa belleza y hemos dejado de darle importancia. Esto es peligroso porque es el primer paso para perderlo.
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En el curso de verano de la UNED “Astronomía popular: Sigüenza Starlight” celebrado del 12 al 14 de julio pasados, pudimos reflexionar largamente sobre la contaminación lumínica, la pérdida del cielo oscuro y el potencial del mismo como recurso de desarrollo local:
Luis Martínez Sáez (director de la Fundación Starlight) nos presentó una amplia perspectiva del valor científico, medioambiental, cultural y económico del cielo estrellado; con numerosos ejemplos de distintos destinos con certificación Starlight.
Jaime Zamorano Calvo (profesor de la UCM) nos ayudó a comprender que la excesiva contaminación lumínica tiene como base una gran falta de concienciación ya que existen tecnologías y elementos que hacen compatible la iluminación de las ciudades con la protección del cielo nocturno.
Isabel Galvis Córdova (representante de la Cámara de Comercio de Valencia y propietaria de la Finca San Agustín) y Juan Vicente Ledesma (Interpretador del Patrimonio y Guía Starlight) compartieron sus experiencias empresariales: un alojamiento rural con certificación Starlight en Castellón y una empresa de geoturismo y educación ambiental en Santa Cruz de Tenerife respectivamente.
Con Ángel Biarge Bitria y María Paz Serrano Becana (agrupación astronómica “Amigos de la astronomía de Grañén”) construimos un reloj solar y un reloj analemático horizontal.
Manuel Pancorbo Castro (profesor del departamento de Física Interdisciplinar de la UNED) nos enseñó los secretos y trucos para realizar impresionantes fotografías del cielo estrellado.
Y Javier Bussons (profesor titular de Astronomía y Astrofísica de la Universidad de Murcia) nos hizo reflexionar sobre las posibilidades de un proyecto Starlight para Sigüenza.
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Sigüenza tiene muchísimo potencial como destino de astroturismo pero tenemos muchas tareas pendientes. La primera es la concienciación sobre la contaminación lumínica porque, pese a que tenemos grandes condiciones para la observación del cielo nocturno, no tenemos las mejores. En emplazamientos relativamente cercanos encontramos cielos más oscuros y descontaminados.
Tenemos muchas opciones de mejora pero lo primero es concienciarnos sobre su importancia y aplicar medidas correctoras (cambio de luminarias, zonas de iluminación restringida, horarios de iluminación más restrictivos, etc.).
Otro paso sería invertir en pequeñas infraestructuras y equipamiento que facilitara la información y contemplación del cielo estrellado (paneles informativos, miradores, etc).
Un gran escalón a superar en este sueño sería el fomentar la actividad económica y emprendedora y lograr que se desarrollen proyectos locales.
Y digo “sueño” no porque sea una quimera, sino porque se trata de un proyecto a largo plazo. Es posible. Es perfectamente posible. Casi me atrevería a decir que hasta es fácil. Basta creer en ello. Y trabajar. Trabajar duro. Y seguir adelante y no perder la perspectiva. Como sucede con todo proyecto de emprendimiento.
Emprender es duro pero quizás es una de las experiencias más enriquecedoras y que estimulan en mayor medida el espíritu de superación de un ser humano.
El reto está servido.
¿Qué vas a hacer?