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Recientemente se han cumplido los 75 años de la tienda de ropa regentada por la familia Moreno situada en la parte alta de la que siempre ha sido la calle más comercial de Sigüenza, la calle Cardenal Mendoza. Su fundador Mariano Moreno creó la tienda el 4 de octubre de 1944, 75 años atrás. Con este motivo y para celebrar este acontecimiento su familia preparó una fiesta sorpresa en la tienda. Para conocer el origen del establecimiento y su trayectoria durante este dilatado periodo, La Plazuela se puso en contacto con Toñi Gordo, actualmente a cargo de la tienda y con su marido, Juan Moreno, heredero de la saga familiar. Mariano Moreno fue un emprendedor en los difíciles tiempos de la postguerra, empezó de la nada y montó un comercio importante. El negocio, cuando este se jubiló, lo continuaron sus dos hijas: Antonia y Angelines y su hijo Juan. Posteriormente, tras casarse con Juan, toma las riendas de la tienda Toñi Gordo. En la entrevista, Juan Moreno y Toñi Gordo nos hablan de los avatares de  negocio durante todos estos años.

La familia Moreno y amigos el día del homenaje por los 75 años del comercio.

¿Cómo fueron los inicios del negocio?

Juan Moreno. Los inicios fueron muy malos, no había nada, no había dinero, era después de la guerra. Tuvieron que ir a comprar la madera para hacer estanterías a Mazarete, ellos con maña y con paciencia hicieron las estanterías. Luego llenaron la tienda de cajas vacías para que diera la impresión de que estaba la tienda llena cuando en realidad había cuatro cosas.

Toñi Gordo. Mariano nació en una casilla de caminero, porque su padre era caminero. Tenían un familiar un poco más pudiente y según iban creciendo se iban llevando a los chicos y les enseñaba el oficio del comercio. Fueron espabilados y cuando se hicieron mayores pudieron salir de esa miseria y empezaron a hacer negocios.

Juan Moreno. En principio Mariano llevó él solo el negocio, pero en esta tienda han llegado a trabajar hasta 14 personas al mismo tiempo, había incluso dos chicas cogiendo puntos a las medias. También vendíamos cosas al por mayor, venían clientes de los pueblos porque entonces estaban habitados, teníamos hasta un representante, el Benja, que iba con un coche de pueblo en pueblo, vendiendo aquí dos botones, allí unas cremalleras y allí ocho bobinas...

Toñi Gordo. Estamos hablando de hace 50 años. Aquí en Sigüenza había mucho comercio, estaba Robisco, estaba el Álvarez, estaba Jomar, estaban los Gómez, tenías competencia pero también tenías tu público.

Juan Moreno. Me acuerdo de la carta de un cliente de Mayor que decía: “Amigo Mariano, mándame cremalleras, bobinas, hiladillo, medias y tú verás”. Imagínate la confianza que se tenía antes. Por poner ejemplos de anécdotas de la tienda, le decían: “Oye, Mariano, que no te puedo pagar”, le contestaba: “Bueno, pues ya me pagarás”. Y luego cuando esa persona había recibido algo, venía y decía: “Toma, Mariano, por haberte portado bien conmigo!” E igual te venía con un paquete de lentejas. Se hacían trueques, te traían cualquier regalo por ahí que ellos le daban una importancia tremenda y te la daban a cambio de la mercancía que se habían llevado aquí.  

¿Cambió el negocio con el tiempo?

Juan Moreno. En principio era una mercería, luego yo al venir de la mili, hice unos cursos de escaparatismo. Entonces vimos que esto no podía seguir así y dimos un cambio, empezamos a meter confección que entonces no había en Sigüenza, empezamos a introducir la moda, a ir a Madrid continuamente. Yo empecé yendo de tienda en tienda, luego Toñi cogió el relevo. Yo estuve a cargo de la tienda desde los 14 años hasta los 35,  como veinte años.

Toñi Gordo. La estructura de la tienda es la misma que al principio, lo único es que había un tabique que tiramos. Era un negocio familiar porque por aquí ha pasado Toñi y Angelines Moreno, hermanas de Juan. La tienda ha sido lo que ha unido a toda la familia aunque ha habido tiempos difíciles. Yo soy de Sigüenza pero me fui a Guadalajara provisionalmente cuando murió mi padre y trabajaba en una tienda de ropa,  en ese tiempo conocí a Juan, nos hicimos novios desde los 13 años a los 20, a los 20 nos casamos y a los 22 tuvimos a nuestra hija Blanca. A partir de ahí yo ya empiezo a coger las riendas de esta tienda. Yo tenía algo de experiencia de la tienda porque había trabajado en el sector en Guadalajara pero Juan es muy visionario. Él decía, esta tienda no nos da ni para cinco años y que teníamos que renovarnos. Empezamos a irnos fuera y empezamos a traer ropa. Le supimos dar a este negocio una vidilla que no tenía Sigüenza. Yo me iba a Tirso de Molina que era el triángulo de la moda, donde hubo una eclosión y empezó la moda pronta, allí había muchísimos talleres y tiendas, íbamos a ferias, a Madrid, a Valencia, a Barcelona. A partir de la reforma de la tienda hace 35 años tuvimos unos años muy buenos. Yo me iba lunes y jueves a comprar y traía mercancía hasta por encargo, y si había que hacer un arreglo, hasta yo los hacía.

¿Qué dificultades hay para mantener una tienda como esta en Sigüenza?

Juan Moreno. Hay mucha dificultad porque no hay público, nos han comido las grandes superficies. No puedes luchar contra eso, entras allí y te encuentras desde botones, alfileres, trajes. Y luego están los chinos, eso ya es aparte. Nos han comido el terreno porque tienen de todo, yo espero que vuelva de nuevo a la tienda de barrio, a la tienda de confianza, a la frutería que te aconseja. Soy un poco romántico.

Toñi Gordo. No, no se puede volver a lo de antes, era hermoso pero no puede volver. Aquí la caída en picado empezó hace once años. La crisis fue como una sangría, como una riada, ha destruido tantísimo tejido empresarial, tantísimas ilusiones, la gente antes compraba con una  ilusión que ahora no existe.  Yo en febrero de este año pensaba cerrar, hubo un momento en que esto me provocó una crisis de ansiedad porque llegas a pensar en qué estoy fallando, me he vuelto invisible completamente, no lo estoy haciendo bien, y para llegar a esa conclusión tienes que volver a retomarlo y entonces caigo en la cuenta, no lo estoy haciendo mal, es que de donde no hay, no se puede sacar. Primero porque a mí para comprar esta ropa me cuesta más cara que la que en muchos sitios venden, ¿cómo puedo ser competitiva? tú te vas a un Zara y encuentras un pantalón por 19,90, si a mi me está costando 26 más IVA se pone en 30, si tengo que arreglarlo son 35, como mínimo lo tengo que poner a 40 para ganar algo, y luego si no lo vendo, ahí se me queda, es amor puro el tener esta tienda ahora mismo abierta, voy a intentar aguantarla dos años, he conseguido que cumpla 75 años y para mí ha sido muy importante. Aquí se ha vendido muchísimo, la gente de Sigüenza ha comprado muchísimo, pero hubo dos escalones importantes, uno cuando pusieron el Corte Inglés en Guadalajara y además pusieron un autobús gratis para todos los jubilados. Entre medias empezó la crisis y comienza el sistema de compra por internet, y luego entra otra fase que son los productos locos, todo es baratísimo, entonces hay un momento en que dices, yo soy carísima y esto ya no tiene más recorrido, porque yo no soy capaz de ir a comprar porquería. Tuve muy claro desde el primer día que tenía que mantener mi nivel. Yo iba a Madrid y tenía 80 y 90 tiendas para comprar al por mayor, ahora me queda una y el día que cierren esa, se habrá terminado mi negocio.

Juan Moreno. Ahora nadie lleva un pañuelo en el bolsillo. O la corbata. Antes era otro mundo. Se decía “el domingo de Ramos el que no estrena nada, se queda sin pies ni manos”. Los zapatos, las medias, los calcetines. En el Molino de Alcuneza, un establecimiento hostelero que montamos, ya es otro mundo, no tenemos que vivir de Sigüenza porque nuestro público está en Madrid, y en el extranjero. Ahora mismo está el hotel lleno, tenemos una reunión de una empresa, tenemos varias organizaciones, si el hotel tuviera que vivir solo de Sigüenza sería inviable. Hemos tenido que buscar el público de fuera y comprometerte con ellos.

Toñi Gordo. En el Molino tuvo la idea Juan pero después ha tenido a sus hijos, Blanca y Samuel y a su mujer que le hemos seguido a pie juntillas. Cuando abrimos, un periodista nos dijo que vuestro proyecto es como plantar tomates en el desierto. Pero yo le dije que seguramente era así pero que le habíamos puesto tanto entusiasmo que yo creo que va a salir bien.

De izquierda a derecha: Blanca Moreno, Juan Moreno, Toñi Gordo y Samuel Moreno, en la tienda el día del aniversario.

¿Cómo veis el futuro de Sigüenza?

Toñi Gordo. Para mí es importantísimo que intenten traer cultura, traer escuelas de lo que fuera, tenemos edificios, necesitamos escuelas de gente que se prepare, de hostelería, de enfermería, de idiomas, que haya cosas para gente joven. Tenemos una ciudad muy bonita y con mucha historia y muchos edificios vacíos. Esa es la salida de Sigüenza.

Juan Moreno. Unas posibles soluciones es crear módulos de aprendizaje, aquí en Sigüenza un módulo de Turismo y Hostelería sería esencial, una escuela de rehabilitación de edificios antiguos, una escuela de cantería. Buenas comunicaciones, wifi y transportes.

Antes de despedirse quieren agradecer a la ciudad su fidelidad durante todos estos años:

Juan Moreno: Lo que sí que tenemos que hacer es dar las gracias a todos los clientes que hemos tenido, nosotros habremos puesto mucho trabajo, mucho esfuerzo, pero es la gente de Sigüenza la que nos ha ayudado a seguir adelante.

Toñi Gordo: Esta nunca ha sido tienda de parada y fonda, de estar de tertulia pero he sentido agradecimiento por cada persona que pasara por aquí a ver lo que tengo, eso para mí ha sido muy importante.

Entrevista: Carmen Velilla / José Mª Cañadas

Ediciones de La Plazuela - El Afilador

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