Hoy hace un año del comienzo de las revueltas de ciudadanos franceses contra las políticas de Macron, particularmente, el anuncio de una subida de los carburantes. Aunque es sabido que hay muchas otras causas.
El caso es que los carburantes no pagan el daño que producen, por lo que más pronto que tarde, los gobiernos deberán subir su precio paulatinamente, para que “el que contamina, pague”.
Algunos amigos ecologistas me dicen que eso puede acabar en: “el que puede pagar, contamina”. Y yo replico: “Hoy, el que contamina, no paga y el que no contamina, pagará las consecuencias, en gasto sanitario y en un planeta incompatible con una sociedad humana organizada…”. O sea, hagamos que el que contamina, pague cada vez más. En la esperanza de que contamine cada vez menos.
Pero esta recaudación no puede ser una recaudación más. Debe devolverse a los ciudadanos. A todos por igual, de manera que el que contamine mucho, reciba menos de lo que paga por contaminar. Y el que contamina poco, reciba más que lo que paga.
El Cambio Climático es, sobre todo, un problema de injusticia: Norte-Sur, Ricos-Pobres y Generación actual-Generaciones futuras. Las cuestiones de justicia y responsabilidad se evitan en el debate. Y cuando se mencionan, se hace recaer esa responsabilidad sobre los consumidores, cuando la responsabilidad máxima recae en los gobernantes que son los que realmente tienen capacidad para cambiar las cosas. O no hacer nada, que es lo que llevan hacienda décadas. En los últimos 30 años poco o nada se ha hecho para corregir esta injusticia y las emisiones de CO2 siguen subiendo año tras año.
Las empresas de combustibles fósiles ganan miles de millones cada año, mientras sus actividades destruyen las condiciones de vida en el planeta. “Satisfacemos la demanda energética”, dicen. Ciertamente. Pero ya hay alternativas que pueden satisfacer esa demanda, de manera competitiva y sin destruir el clima. El caso es que no pagan por los daños que sus productos causan a la salud y al clima. Son las personas las que sufren las consecuencias de la mala calidad del aire y de un clima cada vez más dañino. Es la gente la que YA paga esos daños, en forma de mayor gasto sanitario y devastadores daños que ya han empezado a ocurrir por el cambio climático: precios crecientes de los alimentos, daños a edificios e infraestructuras por tormentas, huracanes, lluvias torrenciales y eventos climáticos extremos, cada vez más frecuentes, duraderos y dañinos. Muertes por olas de calor. Extinción de la biodiversidad. Mayores y más devastadores incendios forestales, daños en ciudades costeras por la subida del nivel del mar, sequías, migraciones y un larguísimo etcétera.
Esta injusticia continúa solo para hacer aun más ricos a un puñado de empresas y estados petroleros que ya son multimillonarios. Es la mayor transferencia de riqueza de miles de millones hacia unos pocos billonarios.
Hay una propuesta de acción climática que puede poner fin a esta transferencia masiva de riqueza: Se la conoce como Cargo al CO2 con Devolución. También se la conoce como Renta Climática. Consiste en hacer que los que contaminan, paguen por el daño que causan. Como no queremos más Chalecos Amarillos, hay que devolver el 100% de lo recaudado a los ciudadanos, a todos igual, por tarifa plana. Poco a poco, año tras año, para dar tiempo a empresas y consumidores a ir cambiando a productos y servicios sin CO2 en su proceso de fabricación. En varias décadas podríamos haber acabado con la adicción a los combustibles fósiles y frenar la emergencia climática hacia la que nos dirigimos.
Los que apoyamos esta Iniciativa podríamos estar equivocados. O no haber tenido en cuenta posibles consecuencias indeseadas. Pero hay más de 3.500 economistas del máximo prestigio internacional, profesores en cientos de universidades, 27 premios Nobel, varios ex - Secretarios del Tesoro de los EEUU y un sinfín de empresas, analistas y ONGs que afirman que un sistema de Precio al CO2 con Devolución es esencial para reducir las emisiones a CERO y frenar el cambio climático.
Se han firmado declaraciones de apoyo a este proyecto en los EEUU, Bélgica, Holanda y otros países. El pasado verano, un grupo de ciudadanos europeos ha presentado una Iniciativa Ciudadana para que la Unión Europea estudie la viabilidad de una política de Cargo al CO2 con Devolución en los Estados Miembros.
Será un largo proceso pues se necesita un millón de firmas de ciudadanos europeos que respalden la Iniciativa para que pueda ser defendida ante el Parlamento Europeo.
El cargo al CO2 debe ser creciente. Empezar bajo para no causar un shock a la economía, pero subir año tras año de manera irreversible. La contaminación no debe ser gratis nunca más. El sistema propuesto de gravar el CO2 y repartir la recaudación es justo y transparente. Y devuelve el dinero recaudado en cada país a los ciudadanos de ese país, a todos por igual.
Por favor, ayuda a combatir tanto el cambio climático como la injusticia empleando un minuto en apoyar esta Iniciativa urgente y justa ante la Comisión Europea. Y comparte este mensaje con tus contactos. Necesitamos un millón de firmas. Tus hijos te lo agradecerán.
La Iniciativa: https://eci.ec.europa.eu/007/public/#/initiative
El que quiera profundizar puede leer este anexo:
Cargo al CO2 + Devolución
Resumen: Se trata de gravar de manera irreversible y creciente todos los combustibles y procesos que emiten gases de efecto invernadero, para internalizar el coste de los daños que producen. Como no se debe incrementar la presión fiscal, el 100% de lo recaudado se devuelve a la ciudadanía. Esta devolución puede hacerse de varias maneras: rebajar otros impuestos a energías limpias, subvencionar tecnologías sin emisiones, incluso mediante una deducción en el IRPF. Pero se ha demostrado que la aceptación popular es óptima si se devuelve mediante tarifa plana: a todos igual y mediante cheque mensual. Consta de tres partes diferenciadas:
1. Cargo al CO2: Se establece un cargo inicialmente bajo sobre todos los combustibles fósiles (carbón, gas, petróleo). Ese cargo se incrementa año tras año, encareciendo esos combustibles. Las empresas, industrias, el sector público y los consumidores reducirán paulatinamente los productos y servicios intensivos en emisiones, a medida que se encarecen. Y migrarán hacia alternativas más baratas y limpias.
2. Devolución: El 100% de lo recaudado se devuelve mensualmente a los ciudadanos, que podrán gastarlo o ahorrarlo. Los ciudadanos que consuman muchos productos intensivos en CO2 pagarán más de lo que reciban y los ciudadanos responsables recibirán más de lo que paguen. En unos pocos años todos reducirán sus emisiones.
3. Ajustes Arancelarios: Para evitar las fugas de empresas a territorios sin este esquema y la competencia desleal desde esos territorios, la UE impondría unos aranceles a las importaciones desde esos países y unas desgravaciones a las exportaciones, por el importe equivalente al recargo.
Beneficios del Sistema
1. Reducción de emisiones: Este es el sistema más eficiente, según el IPCC y 27 Premios Nobel.
2. Despliegue de tecnologías limpias: Tanto para la generación de electricidad (renovables), como eficiencia energética y electrificación de la demanda (coche eléctrico, calefacción por bomba de calor), y otras en agricultura y ganadería, industria pesada, transporte aéreo y marítimo.
3. Mejora de la Balanza Comercial: Por reducción de importaciones de hidrocarburos. Solo en España, dejaremos de pagar 30.000 M€ anuales en importaciones de gas y petróleo.
4. Crecimiento del Producto Interno Bruto: Las familias de renta media y baja recibirán por la Devolución más que lo que pagan por el Recargo: Más consumo, más PIB. Menores importaciones también implican mayor PIB.
5. Creación de empleo: Tanto por el mayor consumo, como por el empleo inducido en las industrias sin emisiones, intensivas en mano de obra, a diferencia de las basadas en combustibles fósiles, intensivas en importaciones.
6. Ahorro en la factura energética: Hoy, la generación de electricidad con tecnologías renovables ya es más barata que con tecnologías contaminantes. Todos los estudios de expertos anticipan una rebaja de la factura energética de las familias del orden de la mitad.
7. Calidad del aire y salud pública: Una reducción del consumo de carbón, gas y productos petrolíferos redundará en una menor contaminación reduciendo la mortalidad anticipada debida a la contaminación atmosférica Y un ahorro en gasto funerario y sanitario que redundará en mayor consumo o políticas sociales. Según la UE, el gasto sanitario debido a la contaminación es de unos 80.000 M€ anuales en la UE y unos 5.000 M€ solo en España.
8. Otros ahorros públicos: Mediante la eliminación de subvenciones y regulaciones innecesarias.
9. Incentivos a la innovación e inversión: Este sistema incentiva poderosamente la eficiencia energética, además del cambio a combustibles y energías sin emisiones.
10. Fomenta la adopción universal del sistema: Una vez este sistema tenga la adecuada masa crítica (idealmente, UE, EEUU y China, que representan el 50% de la economía mundial), el resto del mundo deberá adoptar un sistema similar, si quiere participar del comercio internacional. Socios comerciales como son la mayoría del G-20, representantes del 80% de las emisiones, serían los primeros.
Evidentemente, aprobar e implantar este sistema en el mundo es una tarea titánica. Difícil, no, dificilísimo. Sobre todo, por la oposición de los estados y empresas petroleras y la tremenda inercia de los estados individuales para dar el primer paso.