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Participantes en la recuperación del camino

Una de las consecuencias de la despoblación de los pequeños municipios es la pérdida de los viejos caminos que unían unos pueblos con otros, los llamados “caminos de herradura” por los que se desplazaban los vecinos con caballerías en tiempos pasados. Por falta de uso, sus huellas muchas veces se han perdido debido a cercados cinegéticos, rotulaciones de terreno y otras circunstancias.

En algunos lugares están surgiendo iniciativas para recuperar estos caminos y evitar que desaparezcan. Uno de estos casos es la recuperación del camino desde Santamera a La Olmeda. Tras recorrer con placer un luminoso domingo de mayo este nuevo camino que transcurre por un paisaje montañoso plagado de cercados y parideras abandonadas quisimos hablar con algunos de los protagonistas de esta recuperación. Samuel y Maxi, viejos conocidos de la Asociación La Taina de Santamera, nos explicaron esta actuación.
“Las tierras por donde transcurre el camino tras la desamortización de Madoz quedaron en manos de un gran propietario, este se las ofreció a 11 familias de Santamera, y estas para afrontar la compra, buscaron a otras 11 familias de La Olmeda. Juntos adquirieron esas tierras para pastos y caza, son tierras comunales que pueden utilizar tanto los vecinos de un pueblo como otro”, explica Maxi.

La Asociación de Propietarios de Fincas Rústicas, Agricultores y Ganaderos de Santamera que preside Julián Sardina, para facilitar el acceso a la zona, decidió recuperar el antiguo itinerario que transcurría por el monte entre las dos localidades señalizando el camino. Samuel, Maxi y otros componentes de la Asociación Campesina La Taina de Santamera, se encargaron de la recuperación, para lo que contaron con un presupuesto de 300 euros. Samuel cuenta que para llevarla a cabo tuvieron que hablar con Fernando, un vecino que conocían por donde transcurría el antiguo camino. El pasado mes de marzo se pusieron manos a la obra y el resultado es un camino que se puede hacer a un paso relajado en unos 45 minutos y que transcurre por el monte uniendo Santamera a La Olmeda.

Maxi señala que este itinerario se utilizaba tradicionalmente para desplazarse de un pueblo a otro. “En Santamera no existía cantina y los mozos iban a La Olmeda a comprar vino”, también comenta  que a relación entre ambos pueblos propició los noviazgos y matrimonios entre vecinos de ambas localidades. Este camino se utilizaba también para desplazrse al cercano pueblo de Cirueches, y para asistir en caballería al mercado de Sigüenza.

Samuel que trabaja en Santamera y vive en La Olmeda es ahora uno de los vecinos que más utiliza ese camino. “En invierno, cuando llueve mucho, la pista está embarrada y tengo que venir por el monte”, comenta. Añade que antes de señalizar el camino las cabras que pastan libremente por el monte ya habían hecho trazado parte del camino. El trabajo consistió en la colocación de discretos mojones de piedra, limpiar con azada partes del camino no bien delimitadas y al final del trayecto, cerca de La Olmeda, utilizaron una desbrozadora. Otra de las tareas fue la señalización grabando mediante pirograbado los postes en los que indica la dirección y el tiempo aproximado que se tarda en llegar a ambas localidades. Maxi comenta que desde Santamera salían tres o cuatro caminos de herradura y piensa que se podrían recuperar con poco esfuerzo, concretamente cita el de Santamera a Atienza que transcurre por la llamaba Ruta de la Lana.

Otra de las cuestiones importantes, comentan Maxi y Samuel, es a la vez que se recuperan los caminos recuperar también los nombres originales de la zona, “cuando los mayores que los recuerdan fallezcan, esos nombres se habrán perdido”. Piensan que sería necesario registrarlos para evitar que queden en el olvido.

Para terminar hablamos de la función de esos caminos que se recuperan. Samuel nos dice que en el caso de este camino recién recuperado sí cumple una función, ellos lo transitan y llevan por allí su ganado. Creen que para que verdaderamente se recuperen los tiene que utilizar la gente de los pueblos. Señalan que aunque ya no se utilicen para las antiguas funciones ahora también pueden servir a la gente que sale a pasear, aunque sea solo los fines de semana. Hay que animar a la gente para que los utilice ya que si un camino se deja de usar acaba perdiéndose.

Hablamos también la posibilidad de utilizar estos antiguos caminos entre los pueblos como rutas de senderismo y que así contribuyan a revitalizar las comarcas rurales. Samuel comenta al respecto que en muchas ocasiones nos desplazamos a gran distancia, a otros países incluso, para hacer lo mismo que podríamos hacer sin movernos de nuestro entorno. Tras recorrerse a pie las comarcas limítrofes afirma que se puede disfrutar aquí mismo con la naturaleza y con las gentes que encontramos en los caminos.

G. L- JMC

Ediciones de La Plazuela - El Afilador

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