El grandioso y admirado palacio de Versalles, en el que llegaron a vivir 20.000 personas, destacaba por ser un lugar insalubre, pues apenas había sanitarios, lo que llevaba a muchos habitantes, visitantes y sirvientes a utilizar cualquier sitio para aliviarse y, por supuesto, los perros hacían lo mismo.
Han pasado algunos siglos. Ahora estamos en el siglo XXI. Contamos con agua corriente en las casas, con una buena red de alcantarillado, barrenderos, recogida de basuras, punto limpio… esto es, muchos medios para que las casas y las calles estén limpias. Desafortunadamente, hay gente que se empeña en ensuciar las calles con los excrementos y orines de sus mascotas, incluso con los suyos propios. Si se les ruega cortésmente que no lo hagan, responden de malos modos. Si se les recrimina por no recogerlos ni llevar los perros atados al ser zona urbana, los comentarios son muy variados: «mi perro caga donde a mí me da la gana», «esto es un pueblo», «estamos en el campo» (cuando es una zona urbana) …
La normativa exige a los dueños de mascotas llevar consigo bolsas higiénicas para retirar las deposiciones de sus mascotas en espacios públicos.
Hace tiempo que se pidió que Sigüenza formara parte del Patrimonio de la humanidad, por lo que se organizan muchas iniciativas encaminadas a conseguir este reconocimiento. Sin embargo, si la gente, ya sea residentes de esta histórica ciudad o foráneos, no muestra el mínimo civismo para cuidarla, ¿de qué sirve solicitar este reconocimiento?
Por otra parte, llevar los perros sueltos en zonas urbanas supone un grave peligro para los viandantes y vecinos, en particular para los niños. Ignoran por completo la misma normativa que obliga a llevar los perros con correa en espacios públicos.
Estaría bien poder presumir no solo de nuestro patrimonio sino también de un patrimonio, de unas calles, de una ciudad donde brille la limpieza y la seguridad, donde se pueda caminar sin estar sorteando los «regalitos» de los perros ni de algunos de sus dueños. Para ello no queda más remedio que poner de nuestra parte. No se pide nada especial, solamente comportarse en la calle como lo hacemos en nuestra casa.
¡Qué razón tiene! Tanto cambio climático, tanta Agenda 2030, pero lo más básico no se cumple. Las zonas rurales es parte de nuestro patrimonio y hay que cuidarlas. ¡No menospreciemos el campo!
Si las mascotas hacen sus necesidades en la vía pública y los dueños no lo limpian después, refleja que sus propietarios son maleducados y que no tienen civismo. Las leyes están para cumplirlas por toda la ciudadanía. ¡Bien dicho!
Estoy completamente de acuerdo con Julia Sevilla Muñoz.
Sigüenza es un paraíso fotográfico con sus cuestas, sus iglesias, su arquitectura y su alameda. Es un arquetipo del buen comer y del buen beber con sus innumerables terrazas, restaurantes y cafés. Sea durante sus soleados días o en las noches de luna llena, Sigüenza respira historia por todos sus poros.
Tengo muy buenos recuerdos de los veranos que allí pasé en.mi juventud. De hecho, volví a visitar la ciudad el año pasado.
Es incomprensible que haya miembros de la comunidad, e incluso visitantes, que ignoran las leyes que están ahí para protegernos. Todos tenemos derechos pero también el deber de ser ciudadanos responsables. Julia Sevilla Muñoz podría haberlo dicho más alto pero no más claro.
Hay personas muy incívicas que no recogen los excrementos de sus mascotas. Parece mentira que se aspire a la declaración de Patrimonio de la Humanidad y que se descuide la limpieza de la ciudad.
Mi hijo el lunes se resbaló por pisar uno de esos regalitos. No solo son insalubres, sino también peligrosos. ¡Una vergüenza!
Al final lo más práctico es apelar "al bolsillo" con multas... Una pena, Sigüenza podría ser ejemplo de muchas cosas, sobre todo, de ciudad patrimonial. Ojalá todos los vecinos renuncien al incivismo y hagan de Sigüenza una ciudad limpia.
Estoy completamente de acuerdo con esta valiente Julia Sevilla, que se atreve a denunciar en prensa este hecho. Me parece realmente indignante cuando hay una normativa muy clara para el tema de las mascotas pero esto desde luego dice mucho de sus dueños y así va España que ya no se respeta prácticamente nada, y como dice Sevilla Muñoz, nos tenemos que comportar fuera como nos comportamos en casa!!!!
Sigüenza es una maravilla de ciudad; por favor, cuidemos su limpieza para que brille su inconmensurable patrimonio histórico y cultural con todo su esplendor.
Muchas gracias a la autora del artículo, Julia Sevilla Muñoz por plantear en su valioso artículo un problema espinoso referente a la responsabilidad social que es un marco ético y moral en el que todos tenemos la obligación de cumplir con nuestro deber cívico. Visité la ciudad de Sigüenza el año pasado y tengo recuerdos inolvidables… Sin duda alguna, Sigüenza es una maravilla y tiene que formar parte del patrimonio de la humanidad. Creo que se debe recurrir a medidas estrictas para solucionar el problema que plantea la autora.
En este país, cada vez es más frecuente que las personas sustituyan paternidades o maternidades por la posesión de mascotas, sobre todo, caninas. Algo impensable hace no mucho como encontrarse perros en las grandes superficies comerciales, en las tiendas de ropa y hasta en los restaurantes es algo que cada vez está más normalizado. Los derechos de estos animales se superponen a los de las personas a las que no nos gusta la compañía ni la proximidad de este tipo de animal. Creo que deberíamos pararnos todos a reflexionar sobre esta preocupante deriva y establecer normas que pongan el freno en algún sitio con el fin de que dejen de ganar terreno. Me pregunto a menudo qué ocurriría si los perros contagiaran algún virus a los humanos similar al SarsCov19 y no me extrañaría nada, a la vista de las costumbres insalubres y anacrónicas como las se describen en el artículo.
La vieja regla de oro dice: deja el sitio tal y como te gustaría verlo al llegar. Por respeto. Todo muy bien dicho, ¡muchas gracias!
Es una pena que Sigüenza cuente con ciudadanos incívicos.Y me alegro que Julia Sevilla lo exprese en público y espero que esa gente tome conciencia.
Buen trabajo Julia!!!
Es crucial que las autoridades, como Guardia Civil o Policía, tomen cartas en el asunto y hagan cumplir la normativa de forma efectiva. Su intervención es necesaria para garantizar el respeto por el patrimonio histórico, la limpieza de las calles y la seguridad de todos los ciudadanos.
El decreto 134/1999 (¡¡VIGENTE ACTUALMENTE!!) indica en su art. 13 que «Los animales no podrán acceder libremente a las vías y espacios públicos o propiedades privadas». Sumado a esto, encontramos el art. 14 de dicho decreto que señala: «La persona que conduzca el perro queda obligada a la recogida de los excrementos del mismo en las vías y espacios públicos».
Las multas por «no recoger las deyecciones de los animales en espacios públicos» son de hasta 250€ y aquí, aquí es donde le duele al autóctono y al foráneo, en el bolsillo... ¿Por qué no se hace cumplir esto y sí nos multan si nos retrasamos al renovar el ticket de la hora en la zona de estacionamiento regulado?
El respeto hacia los demás y hacia nuestro entorno es una responsabilidad compartida. Solo con un trabajo conjunto entre la comunidad y las autoridades lograremos preservar la belleza y el legado histórico.
No se pide nada especial, únicamente comportarse en la calle como lo hacemos en nuestra casa (aunque miedo me da pensar en la casa de alguno de estos dueños).
¡Cuidemos Sigüenza juntos!
Por eso yo no tengo perro gustándome mucho estos animales de compañía. Tenerlos significa que tienes ciertas obligaciones hacia ellos , hacia la sociedad y el civismo. Si no estás dispuesto a recoger sus cacas, a lavar sus pises o a llevarlos atados, no tengas un perro. Es una lástima que bellos lugares acaben estropeándose por dueños de perros que no hacen lo que deben y encima no hay consecuencias para ellos. Hay una legislación que se debe aplicar.
Yo tengo un perro desde hace seis años y puedo decir que ser dueño de un perro supone una gran responsabilidad para con el animal y, sobre todo, para con la comunidad en la que se vive. Porque no vivimos aislados, incluso cuando estamos en un pueblo. La comunidad que nos acoge merece respeto, y eso pasa por cuidar los espacios comunes, llevar a nuestro perro atado con una correa, recoger sus necesidades, echar agua en su pis para que no huela mal, sobre todo en verano. No se pide nada especial. Al fin y al cabo, si el perro, por un casual, ensucia en nuestra casa, lo limpiamos. ¿Qué trabajo cuesta hacerlo también fuera de casa? ¡Eso dice mucho de nuestra persona!
Es una pena tener que estar mirando al suelo para evitar los "regalitos" de los perros en lugar de pasear y admirar el paisaje. Muchas gracias por este artículo. Esperemos que se conciencien los dueños de los perros.
Julia Sevilla ha puesto en el escaparate social la controversia sobre las heces de los perros que abandonan sus dueños.
Dejar las heces abandonadas en la calle o espacios públicos puede causar accidentes, debido a los resbalones que se producen al pisarles y, en ocasiones, caídas con consecuencias dramáticas, además de ser muy poco higiénico y de transmitir bacterias que llegan a casa a través de la suela de los zapatos. También causa un impacto visual negativo, sobre todo en los turistas que llegan para visitar la ciudad.
La recogida de las heces suele ser una actividad poco agradable, pero es la obligación que adquieren los dueños respecto a los demás ciudadanos para disfrutar de sus mascotas.
Es una cuestión de respeto a los demás, de higiene y de contaminación visual.
Comparto la opinión de la autora de este artículo de opinión y animo a todas esas personas incívicas que aún siguen dejando que sus mascotas hagan sus necesidades y no la recojan y hagan como que nadie les ha visto y pasen de largo, a que por favor piensen en que es por el bien de todos incluido el de su propio animal porque al dejar los excrementos esparcidos por toda la calle esos animales van a rastrear con su hocico o pueden incluso contagiarse de microbios y de bacterias que puedan tener esas heces y luego llevárselas a casa. Les animo después a que le den un besito en el hocico a ver qué les parece...Tener un animal requiere ser responsable y lo que realmente nos hace personas es nuestro comportamiento y el ejemplo que damos a los demás. No cuesta nada recogerlo. Hay quién piensa que para eso están los servicios de limpieza. Pero no es así. Están para servicio de toda la ciudad, y no son de uso particular. ¡Si todo el mundo hiciera lo mismo... cómo iban a estar las calles! En este caso hablamos de Sigüenza pero eso deberíamos hacerlo extrapolable a todos los pueblos y ciudades del mundo.
Creo que el comportamiento de estas personas incívicas que no recogen los excrementos o incluso los propagan, demuestra un egoísmo máximo porque no piensan ni respetan a los demás. Me hace mucha gracia que luego vamos a otras ciudades y lo vemos todo limpio y nos llama la atención y lo ponemos de ejemplo y sin embargo critiquemos cuando nuestras calles están sucias. Mirémonos a nosotros mismos a ver si nuestro comportamiento es el que debe ser. Gracias Julia Sevilla, por haber hecho este escrito denuncia tan apropiado. Por que sigamos teniendo una Sigüenza tan bella como es y no manchada por un grupo de personas inívicas.
Deyecciones afortunadamente no hay tantas, de vez en cuando "se escapa" alguna. Ahora, otra cosa son los orines. No hay esquina en la ciudad que no tenga "la marca". Lo digo con dolor ya que, como seguntino, entiendo que perjudica a la imagen pública de la ciudad. Me pregunto: ¿no deberían los dueños de los perros limpiar esas antiestéticas manchas (no solo echar un producto para que no huelan, que ha dicho un comentarista), además de eliminar "lo sólido"? ¿Con qué derecho se obliga a los dueños de casas o establecimientos a tener que ir detrás con la botella de lejía y la fregona? La barredora municipal no puede llegar con sus cepillos al borde mismo de las fachadas, menos en un casco con recovecos como el de una ciudad histórica.
No puedo estar más de acuerdo con el contenido de este artículo de opinión. ¡Gracias, Julia Sevilla, por tu valentía y reivindicar algo tan simple como mantener nuestras calles limpias!
El simple hecho de que se tenga que denunciar, como hace la autora, esta falta de civismo en una ciudad como Sigüenza ya da vergüenza ajena.
Éticamente, el animal no tiene elección: sigue su instinto. Si no ha sido educado para hacer sus necesidades en determinados puntos o no se le ha impedido hacerlas en otros, el perro orina y defeca donde puede. La elección es, por tanto, del dueño, quien teóricamente tiene conciencia suficiente para distinguir lo que es molesto para los vecinos de lo que no lo es. En consecuencia, también la responsabilidad es del dueño, lo que implica que, si no se puede hacer cargo de esta responsabilidad, lo más ético es que no tenga mascotas.
Económicamente, mantener limpia la ciudad es algo a lo que todos los ciudadanos contribuyen. Si el gasto en limpieza aumenta por las deposiciones y los orines de los animales, justo sería cargárselo a los que los tienen (cualquier otra opción conllevaría que pagaran justos por pecadores). A las debidas multas, pues, se les puede añadir un impuesto específico que sirva para cubrir esos gastos y que no genere derecho alguno, igual que pagar el impuesto de recogida de basuras no supone que las recojan donde uno desee.
Finalmente, conviene recordar que tener una mascota, como conducir y fumar, es un hecho social: aunque uno fume solo, su humo siempre llega a alguien; aunque uno conduzca solo, sus acciones pueden tener repercusiones para otros. Del mismo modo, los que no tienen mascota no tienen por qué aguantar las de los que sí la tienen, si este no es su deseo (o por otros motivos como alergias a los ácaros, miedo a los animales, etc.). En conclusión, son los propietarios de los canes los que deben responsabilizarse de habituar a los perros a orinar y defecar donde no molesten a nadie y, si lo hacen, a recogerlo o limpiarlo adecuadamente. Es, en el fondo, una cuestión de educación animal… y humana. Así de simple.
Tras leer el interesante artículo de Julia Sevilla y las valiosas aportaciones de los numerosos comentarios, convendría insistir en que la solución a este grave problema está en la educación de los propietarios de las mascotas, pues ellos deben concienciarse de lo que significa tener una mascota y de la responsabilidad que eso conlleva. Si lo hicieran, no habría tantas mascotas abandonadas diariamente.
No hace mucho me contaba una amiga que estaba en su portal y la saludó una familia integrada por los padres y un hijo. Iban de paseo con su perro. Ella les preguntó por qué el perro iba suelto. El padre, quien llevaba la correa del perro alrededor del cuello, respondió: “porque el dueño lo ha soltado”. Ella le explicó que estaba en una zona urbana y el perro no debía estar suelto. El no se inmutó. La madre se alejó del lugar y llamó al perro, que seguía suelto. En cuanto al padre, se alejó despacio con su hijo sin mediar palabra. ¿Qué va a aprender ese niño de la situación?
Apenas se ven carteles del Ayuntamiento recordando la normativa relativa a la tenencia de mascotas. Estaría bien recordar la normativa con más carteles y con la distribución de folletos, además de recurrir a las multas correspondientes.
Totalmente de acuerdo con la autora, Julia Savilla y con los comentarios posteriores.
Ojalá que, más pronto que tarde, los dueños (verdaderos culpables de tener una localidad cada vez más sucia) se conciencien.
¡Ojo! Tan malo, insalubre y peligroso es para una persona toparse con un excremento perruno como para otros animales, pues cualquiera puede llegar a infectarse de Toxocariosis, de Ancylostomosis o del parásito de la Giardia. Que no se olvide esta gente que los perros se infectan con estos parásitos al lamer o comer la deposición de otro animal infectado cuyo responsable humano no ha sido capaz de recoger y limpiar... seguro que poner en peligro la vida de su mascota-familiar ya no les haría tanta gracia.
Totalmente de acuerdo, Julia.
Esto es habitual en las distintas ciudades españolas. La ley es una cosa; el civismo y la responsabilidad del propietario, único responsable legal del animal, debería ser lo único que prevalezca. A nivel legal, grabaciones con el móvil, fotografías de la infracción, así como la instalación de cámaras de videovigilancia en zona permitida, cumpliendo la normativa vigente de lo mismo.
Es una pena que se echen a perder las ciudades por unos pocos guarros, porque no todos los que tenemos perros somos iguales.
A diario en la puerta de mi casa tengo al menos 4 cacas. ¿Por qué tengo que aguantar esto? Claro, quizá debería estar agradecida por la genoridad de estas personas, ¡que se desplazan hasta mi casa para dejarme todos los días regalos! Pero si estos "regalos" son tan fabulosos ¿por qué no lo hacen en la puerta de su casa? ¡Ah y no les digas nada! No sé cuál es la solución, pero es una situación deplorable.