Para mí es verano de 2013; para ti, el noveno mes de 1434. Para ambos, tiempo de retiro espiritual, de ver las cosas con perspectiva. Aunque no soy astronauta, desde arriba todos los seres humanos parecen iguales: las mismas pulsiones, la misma dignidad. A mí me han dicho que las “cero horas” son la medianoche; a ti, que es la puesta del sol. Para ambos, el día sucede a la noche.
Lo real es el paso del tiempo; lo accesorio, cómo lo medimos. Tu calendario lunar, el islámico, se basa en uno arábigo que existía mucho antes de que Mahoma emigrara a Medina en el año 622 del calendario solar cristiano; sin embargo, toma esta migración o hégira [HiYra, pronunciada con H aspirada y con Y consonántica, casi CH] como punto de partida. Al igual que el calendario romano, divide la noche en horas desiguales debido a que la duración del período entre el ocaso y el alba varía a lo largo del año. La séptima de las doce horas nocturnas comienza a medianoche. Y hace lo mismo con el día. Como doce lunaciones de 29.5 días son 354 días, tu año es once días más corto y cualquier fecha, como el año nuevo en al-MuHarram o el Ramadán, se va desplazando hacia atrás en mi calendario: si este año el Ramadán termina el 8 de agosto, el que viene lo hará el 28 de julio. Dentro de unos años ayunarás en primavera y luego en invierno. Durante un tiempo se intercalaron años superabundantes de trece meses para no desfasar las estaciones, pero Mahoma los prohibió por parecerle un signo de imperfección. Para evitar meses de 29.5 días, se alternan meses de 30 (los impares) y de 29 (los pares) y actualmente se siguen ciclos de 30 años en los que se incluyen once años embolísmicos o bisiestos de 355 días para ajustarse mejor a la duración real de la lunación1. Así, cada mes comienza con una luna nueva: el cálculo exacto lo realiza y publica el correspondiente “sacerdote-astrónomo” local pero si no, basta con escudriñar el cielo hasta percibir la primera uñita de luna creciente tras la puesta del sol. Resulta que 32 años de los nuestros son (casi2) 33 años islámicos; por eso, desde la Hégira han pasado 2013-622=1391 de los nuestros y 1434 islámicos. Estamos en el noveno mes de 1434.
Fíjate que ya no he dicho “estás” sino “estamos”, ¿por qué no? Me has invitado a tu mesa a la hora del maghrib (oración del ocaso) para compartir dátiles e higos y me has ofrecido un zumo dulce con zanahoria rallada. Así rompías el ayuno que comenzabas al alba [faYr, primera de las cinco oraciones3]. Ese ayuno que debe ir acompañado de tranquilidad, de limpieza de cuerpo y mente, de paz en el corazón (Alá/Dios no acepta el ayuno de los que no se refrenan de decir o cometer falsedades). El mismo que te hace pensar en los que sufren, en los que no tienen; y más que pensar en ellos: sentirlos. Cuando lleguen los tres últimos días de ramadán, entregarás tus limosnas según tu capacidad. Es tiempo de perdonar y arrepentirse, de dominar el cuerpo y los cambios de ánimo. Tras el último día de ayuno (este año, el 8 de agosto), el alba te encontrará transformado y será la fiesta [Eid-al-fitr]. Visitarás los hogares de familiares y amigos, besarás sus manos y su frente, habrá comida especial, dulces para los niños y os pondréis ropa nueva.
Todo me suena como mío. Dejando lo accesorio aparte, en lo esencial no veo la diferencia. Como dice la Liturgia de las Horas: “Salimos de la noche y estrenamos la aurora […] Regresa desde el sueño el hombre a su memoria, acude a su trabajo, madruga a sus dolores; le confías, Señor, la tierra y a la tarde la encuentras rica de pan y amarga de sudores.” Termina el ramadán: ¡Eid Mubarak! (felices fiestas).
1) 11 años bisiestos y 19 normales son 355*11 + 354*19 = 10631 días, a dividir entre 30*12=360 meses, que da 29.530556, buena aproximación del mes sinódico que tiene 29.530589 días
2) 32*365.25=11688 días, mientras que 33*(10631/30) =33*354.37=11694 días
3) Horario de rezos (ej: 1 agosto). FaYr (5:21), DhuHr (14:19), Asr (18:14), MagHrib (21:28), Isha (23:21)