Que grata sorpresa encontrar a una joven turolense de 18 años convertida en virtuosa del violín y, como ella dice, por su propio trabajo y esfuerzo. No dudo que profesores y padres han realizado el esfuerzo complementario en equipo para conseguir que esta violinista tenga ya un currículo tan impresionante. El concierto del 9 de septiembre se desarrolló creciendo permanentemente en dificultad de las piezas. Un programa que Alicia Rando ha desarrollado en su Master en Interpretación Solista y que ya ha presentado en otros sitios este verano por ejemplo, en julio, en Noches del Real Sitio de La Granja dentro del programa de KatarinaGurska. Tan solo con el comienzo de la “Romanza Musa” de Rachmaninov, ya pudimos apreciar claramente ese sonido maravilloso del violín en sus manos, y para pasar a la siguiente “Romanza” de Rachmaninov (con esas sensaciones que tuve de danzas eslavas) intercaló el primer movimiento del concierto para violín y orquesta nº4 de W. A. Mozart, ídolo de Alicia por su energía y trabajo, dejando claro que ella también está cargada de fuerza con sentido y sentimiento. Cerró la primera parte con una Fantasía sobre “El Gallo de Oro”, ópera de Rimsky-Korsakov, preciosa pieza que se ha llegado a utilizar a modo de interludio para evitar un segundo intermedio en dicha ópera. Alicia resultó rotunda y expresiva en la interpretación, donde escuchamos esos aires de violinista judío del este, Efrem Zimbalist famoso violinista del siglo XIX y XX es el autor de la fantasía, esos deslizamientos, esos recorridos por el mástil que junto al acompañamiento de la pianista Elizaveta nos envolvieron. Tras el descanso nos ofreció tres piezas para violín solo donde puso de manifiesto su dominio del instrumento en todas sus facetas; esas piezas me parecen un compendio de registros y diabluras: “Capricho nº 17” de N. Paganini, recorrido de dedos vertiginosos para empezar a calentar, “Tzigane” de M. Ravel, obra muy descriptiva con sensación permanente del agua en la naturaleza y la luz entre los árboles; la tanda acabó con la “Partita” del lituano V. Barkauskas, llena de cambios extremos con sentido (curioso, fue entonces cuando resonó un trueno de la tormenta que teníamos en ese momento fuera). Creo que esas tres obras por si solas mostraron claramente el altísimo nivel de Alicia Rando. Puede que por agradar al público con algo más habitual eligió la “Danza Española” de “La Vida Breve” de M. de Falla (arreglo de F. Kreisler) donde se lució y la “Jota Aragonesa op27” de P. Sarasate, aragonés como Alicia y donde ella se reencontró con sus raíces. En verdad quedamos impresionados por este final que aún con todos los aplausos prolongados del público no logramos la propina anhelada. Gracias Alicia y gracias Elizaveta, esperamos encontraros pronto en cualquier concierto.
CULTURA
Concierto de Alicia Rando y Elizaveta Yaroshinskaia en Sigüenza
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