Todo el mundo conoce la riqueza patrimonial e histórica seguntina. Sólo hay que pasear por sus recovecos para inmiscuirse en el devenir centenario de esta ciudad. En sus calles y plazas se suceden iglesias, palacios y casonas con centurias a sus espaldas. Un conjunto monumental que se encuentra coronado por el castillo de los obispos –emplazado en lo más alto del enclave– y por la catedral de Santa María, en la que se distinguen una inmensa sucesión de estilos, que van desde el románico al neoclásico. Sin embargo, en la localidad del Doncel también afloran una gran cantidad de relatos míticos, que hablan de la antigüedad del asentamiento.
Así, en la capital de la Serranía se distinguen historia de fantasmas, de antiguas batallas o de apariciones marianas. Unos relatos que –sin duda– enriquecen al municipio, ya que propios y extraños cuentan con una visión más amplia de lo que supuso el devenir pretérito del lugar. Una de las tradiciones legendarias más recientes todavía no cuenta ni 100 años en su haber. Nos referimos a la supuesta visión de la virgen sobre una de las torres catedralicias, acaecida en agosto de 1931. De esta forma lo aseguraron tanto un jefe de telégrafos, llamado Gustavo Hurtado, como su esposa, Dolores Sanz, y su hija Milagros.
“Estuvo sobre sobre el baluarte largo rato y luego desapareció envuelta en una nube de color rosa”, explicaban los testigos, de acuerdo a las informaciones recogidas por el diario zaragozano «La Voz de Aragón», en su número del 30 de agosto de 1931. Se trató de una noticia que sirvió a través de las agencias de la época, aunque no tuvo mayor seguimiento mediático, por lo que no se supo más al respecto. Se constituyó como una «serpiente de verano» que, con el paso de las décadas, se ha acabado transformando en una tradición oral.
Unos años antes se produjo un hipotético acuerdo demoniaco. Tuvo lugar en el Seminario de San Bartolomé. Allí, un colegial –conocido como Antonio Toledano– propuso a dos compañeros –Felipe Miralles y un segundo, cuyo nombre es desconocido– celebrar un pacto con Satanás. De acuerdo a la instrucción inquisitorial, este trato fue firmado con sangre, con la meta de obtener toda la ayuda posible del «ángel caído». No se conoce cómo acabó el proceso judicial, por lo que no sabemos qué les ocurrió a los acusados.
A inicios del siglo XX también acaeció un supuesto avistamiento de un Objeto Volador No Identificado (OVNI). El 30 de agosto de 1905 se desarrolló un eclipse total de sol, que despertó el interés de la comunidad científica. Hasta la Ciudad del Doncel acudieron dos grupos de científicos, que se dividieron las tareas. Por un lado, se encontró el Cuerpo Topográfico –encargado de “la declinación de la aguja magnética”– y, por otro, el de Ingenieros Militares, responsabilizándose de “la observación de la corona solar”, explica el investigador Ángel Arroyo, en su libro «Prodigios y misterios de la provincia de Guadalajara».
Un día antes del eclipse total, el 29 de agosto de 1905, saltó la sorpresa. Se pudo contemplar “la aparición de un curioso fenómeno”, mientras los expertos organizaban todo para la jornada siguiente. Según señalaban los referidos especialistas, surgió “un astro en el horizonte”. Contaba con “unas grandes dimensiones en forma de elipse”, mostrando “un movimiento rápido de rotación”. Al mismo tiempo, presentaba una luz “brillantísima”, que se asemejaba a “una rueda de fuego”. Sin embargo, no hubo más noticias al respecto, por lo que hay pocas más explicaciones que se pueden ofrecer.
Pero, quizá, la historia más conocida es la que asegura que existe un fantasma en el castillo seguntino, correspondiente a la reina doña Blanca de Castilla. Se trataba de una monarca que –procedente de Francia y perteneciente al linaje de los Borbones– matrimonió con Pedro I, quien ocupó el trono castellano durante el segundo tercio del siglo XIV. Sin embargo, los esponsales no se llegaron a consumar, ya que dos días después de la ceremonia, el dignatario burgalés repudió a su mujer. Una decisión que pudo motivarse porque su homólogo galo –padre de su mujer– no pagó la dote acordada, que ascendía a los 300.000 florines de oro.
En este ínterin, Pedro I ordenó apresar a su esposa, al mismo tiempo que vivía una relación extramarital con María de Padilla. Pero, en realidad, la mandamás francesa “nunca deseó este matrimonio y renegó del mismo hasta en tres ocasiones, aunque –obligada por el rey Juan II y por su padre– al final accedió”, confirma Ángel Arroyo. A pesar de ello, doña Blanca fue alejada de la Corte, pasando por varios emplazamientos penales, entre los que se encontró Arévalo (Ávila) y el alcázar de Toledo. Uno de los más relevantes fue el castillo seguntino, donde permaneció cuatro años –entre 1355 y 1359–, siendo el más prolongado de sus cautiverios.
En el monumento, la mujer radicó junto a su Corte. “No estuvo encarcelada, ni atada con cadenas. Sólo se encontraba custodiada para que no ejerciera de reina consorte ni pudiera escapar de allí”, añade Arroyo Benito. Sin embargo, fue en el castillo seguntino donde supuestamente se aparecería la figura de la monarca. “Parece ser que, en muchas ocasiones, los trabajadores del Parador mitrado, y algún que otro cliente, han sido testigos del surgimiento de una «neblina» que flota en el aire y que deambula por los pasillos y corredores del complejo”, se explica en «Prodigios y Misterios de la Provincia de Guadalajara».
Este tipo de noticias llegaron a tener tanto impacto que se extendieron –de boca a boca– durante la década de 1990 y, desde entonces, se ha convertido en una historia muy afamada a nivel nacional. Incluso, se ha llegado a deformar hasta asegurar –algunos testigos– que se escuchaban “sollozos de una mujer y el ruido de unas cadenas arrastrarse por las noches”, indica Ángel Arroyo. Varios de ellos han confirmado que “han sentido una presencia extraña”. Pero si doña Blanca murió a casi 750 kilómetros de la Ciudad del Doncel –feneció en Jerez de la Frontera, Cádiz–, ¿por qué se vincula la referida figura espectral regia con Sigüenza? Según los relatos, debido al cariño que la ciudadanía seguntina dejó en torno a su persona…
A pesar de ello, otras voces aseguran que este espíritu pertenece al de Bernardo de Agén, un fraile de Cluny –nacido en Aquitania, Francia, en 1080 y fallecido en Huertahernando en 1152– que capitaneó las tropas cristianas durante la conquista seguntina a los árabes. En cualquier caso, pertenezca al monje o a la monarca, la «neblina flotante» de la Ciudad Mitrada se trata de un señuelo turístico de primer orden. De todos modos, la supuesta aparición espectral seguntina no se ha podido demostrar…
En las cercanías de la Ciudad Mitrada.
Incluso, algunas pedanías de esta localidad también cuentan con sus propias historias. Y para muestra, el caso de la supuesta aparición fantasmal de Manuela, en la fortaleza de Riba de Santiuste, que desarrollaremos en reportajes sucesivos. Por otro lado, en Imón se ha descrito un caso de curanderismo. El mismo fue protagonizado por Francisca Izquierdo, en torno al año 1753. Se la acusó de que sus pacientes quedaban “igual al terminar sus curaciones que al inicio de sus visitas”, explicaba el investigador Javier Fernández Ortea, en su libro «Alcarria bruja. Historia de la hechicería en Guadalajara y los procesos de la villa de Pareja».
Por ello, los lugareños la calificaron de “embustera”. Un sacerdote, que fue una de las personas que testificó en el proceso judicial, describió que –para sanar a las personas– la mujer actuaba “bendiciendo el agua, teniendo el candil en la mano diestra y una gota de aceite en la siniestra”, señalaba Fernández Ortea. Los inquisidores no encontraron pruebas suficientes para inculpar a doña Francisca. La sentencia fue muy benigna. “Se limitó a una advertencia en vez de una amonestación”, indica dicho investigador. El auto se publicó en 1753.
Por tanto, Sigüenza –y sus alrededores– no ofrecen únicamente historia y patrimonio monumental en su más estricto sentido. También propone a vecinos y visitantes multitud de leyendas que –sin duda– enriquecen el conocimiento sobre el pasado, el presente y las mentalidades de la capital de la Serranía. No en vano, dichos relatos ya han pasado a formar parte imprescindible de la idiosincrasia seguntina. En consecuencia, estas historias se han de recuperar, analizar, conservar y divulgar. Y, por qué no, incluirlas dentro del dossier de la candidatura de a Patrimonio Mundial de la UNESCO…
Bibliografía.
ALONSO, Pilar y GIL, Alberto. Historias y leyendas de Castilla–La Mancha. Toledo: Consejería de Educación y Cultura. Junta de Comunidades de Castilla–La Mancha, 1998.
ARROYO BENITO, Ángel. Prodigios y misterios de la provincia de Guadalajara. Guadalajara: Océano Atlántico Editores–AACHE Ediciones, 2021.
BLÁQUEZ MIGUEL, Juan. Castilla–La Mancha. Magia, superstición y leyenda. León: Editorial Everest, 1995.
FERNÁNDEZ ORTEA, Javier. Alcarria bruja. Historia de la hechicería en Guadalajara y los procesos de la villa de Pareja. Pareja (Guadalajara): Océano Atlántico Editores, AACHE Ediciones, Excmo. Ayuntamiento de Pareja (Guadalajara), 2022.
MARTÍNEZ GARCÍA, Julio. Guadalajara, tierra de leyendas. Guadalajara: Océano Atlántico Editores–AACHE Ediciones, 2023.