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Joaquín Diaz en la Posada del Cordón

La localidad de Atienza se está convirtiendo en un referente de la cultura tradicional de la provincia de Guadalajara. A su carácter de ciudad monumental con su castillo roquero y sus tres museos de arte religioso: San Gil, Santísima Trinidad y de la Iglesia de San Bartolomé, se une ahora la creación, impulsada por la Diputación de Guadalajara, de un nuevo museo: el Centro de Interpretación de la Cultura Tradicional de Guadalajara, situado en la Posada del Cordón.

El Centro, abierto la primavera pasada, tras reformarse el edificio de la Posada del Cordón, está situado en el corazón de Atienza. Del edificio antiguo lo único que queda es la portada, el resto es de factura moderna con amplios ventanales. El impulsor del proyecto es José Antonio Alonso, etnólogo y técnico de la Diputación. Gran parte del material está cedido por él mientras otra parte viene de la Escuela de Folklore de la Diputación de Guadalajara y de donaciones diversas.

La Plazuela pudo asistir a una visita guiada, atendida por el propio José Antonio Alonso, de un grupo en el que se encontraba Antonio Herrera Casado, cronista oficial de Guadalajara. El itinerario museístico comienza con un espacio dedicado a la identidad de los diversos pueblos de Guadalajara. Mientras en las paredes se plasman los refranes y dichos populares, mediante una pantalla interactiva el visitante puede encontrar los gentilicios y los apelativos con los que eran conocidos los vecinos de cada localidad de la provincia. Hay también un apartado dedicado a la arquitectura tradicional y a los materiales con los que se construían las casas.

A continuación se analiza el ciclo anual con las fiestas y ritos de las estaciones. En el recinto se pueden ver unos maniquíes ataviados con trajes típicos de las diversas fiestas del calendario anual así como las canciones y bailes asociados a ellas, por medio de grabaciones y videos. Otro apartado del museo son las creencias religiosas con sus objetos de culto y los elementos con los que tradicionalmente se ahuyentaban los males como la llamada Cruz de Caravaca o la piedra del rayo.

En la segunda planta del museo hay vitrinas con instrumentos musicales tradicionales y vídeos donde se puede ver y escuchar el sonido de estos instrumentos, también hay curiosidades lingüísticas como libros en mingaña, el antiguo lenguaje de los pastores.

Antiguos juguetes de madera de los niños, vestuarios tradicionales del hombre y de la mujer así como los instrumentos de trabajo, las artesanías y los objetos cotidianos con su panel interpretativo  correspondiente completan este viaje al pasado.

José Antonio Alonso explica las características del museo: “Es un centro didáctico pensado para chavales y para visitas familiares, la filosofía es que se pueda visitar en una hora u hora y media. Aunque para el que quiera profundizar más, existen unos elementos audiovisuales que dan mucho de sí”.

El centro tiene unas 600 piezas expuestas, aunque hay más de 1000 guardadas en depósito. “Teníamos claro que no se trataba de recargar el museo de objetos sino que tenía que consistir en un recurso claro con un diseño moderno”. Además de las vitrinas con los objetos también existe una pequeña sala de proyección de documentales y un espacio para reuniones. “Está pensado, no solo como un museo de ver cosas sino que se convierta en un elemento vivo con charlas, conciertos y exposiciones temporales”. Su modelo es el centro pionero que fundó ya hace 50 años el folklorista Joaquín Díaz en Urueña (Valladolid).

Sobre el origen de la cultura tradicional de Guadalajara, José Antonio Alonso afirma que “hay una línea continua donde se van incorporando elementos a lo largo de los siglos”. En cuanto a su vigencia señala que “mientras algunas costumbres evolucionan y siguen siendo válidas para nuevos usos en la sociedad actual, hay otras que ya no valen y se quedan para el museo” y pone el ejemplo de “un cantar de bodas que era un elemento ritual que formaba parte de las costumbres ahora pasa a ser elemento de un espectáculo”.

Jornada de cultura tradicional en Atienza

El pasado 25 de octubre Atienza fue protagonista de una jornada en la que se reivindicó la tradición. Un gran número de artesanos y músicos de la Escuela de Folklore acudió a la ciudad atencina de Guadalajara para amenizar una jornada.

Los actos fueron presentados por el vicepresidente de la Diputación, Lorenzo Robisco; el alcalde de Atienza, Pedro Loranca, y la Diputada de Cultura, Marta Valdenebro, en la Posada del Cordón.

El plato fuerte de la jornada fue la conferencia del prestigioso folklorista Joaquín Díaz. El estudioso del folklores explicó ante un numeroso público la realidad del Centro Etnográfico que, desde hace muchos años, dirige en la localidad vallisoletana de Urueña. Joaquín Díaz, tras dar la enhorabuena a quienes habían hecho posible la realidad del centro de Atienza, se refirió a quién en primer lugar supo en España unir la cultura con el turismo, el Marqués de Vega Inclán. A continuación explicó la diferencia entre la concepción de la cultura en los siglos XVIII y XIX, en donde se encontraba perfectamente unida a la vida y que se aprendía en la familia con el concepto actual de cultura, como algo añadido que se aprende fuera de ese núcleo familiar. Habló de su trayectoria desde sus tiempos de universidad en los años 60 cuando la mayor parte de sus compañeros se extrañaban de que se interesara por el pasado. Señaló la importancia de ese estudio del pasado porque “para caminar siempre hay que poner un pie atrás”.

También reivindicó la importancia de relacionar los conocimientos, entre sí algo que echa en falta en la universidad, en donde el saber  se presenta en diferentes departamentos y en materias separadas, algo que, en su opinión, impide comprender de manera más amplia lo que es la vida. El Centro Etnográfico de Urueña que él dirige busca precisamente que gente que trabaja desde diversas ópticas pueda relacionar sus conocimientos entre sí.

Asimismo lamentó la pérdida de fuerza que en los últimos años ha tenido la artesanía, justamente porque ha dejado de relacionarse con la vida diaria. “Los carpinteros, alfareros o herreos tenían a su cargo arreglar cosas que se utilizaban en la vida cotidiana y muchas de estas cosas se han sustituido por materiales menos nobles como el plástico”. Esta decadencia la achaca también a la, en su opinión, injusta actitud de la hacienda pública, que considera a los artesanos como empresarios haciéndoles cotizar como a ellos: “en otros países, como en Japón, a los artesanos se les presta una atención especial considerándolos como artistas con lo cual se protege una fuente de riqueza y puestos de trabajo”.

Joaquín Diaz habló de que la cultura tradicional debe evolucionar ya que de lo contrario se puede convertir en arqueología. Por último señaló la importancia de cuidar el patrimonio inmaterial que se esconde detrás de los objetos. Animó a los presentes a sacar a relucir los conocimientos legados por padres y abuelos: refranes, frases proverbiales, cuentos, canciones; a valorarlos como se merecen y a transmitirlos a los demás “porque los necesitamos en un mundo en el que prácticamente ha desaparecido la tradición”.

El Centro Etnográfico de Urueña, tras 30 años de existencia es ya un centro de referencia internacional en el que se hacen cada año diversos simposios sobre cultura tradicional. Joaquín Díaz hizo votos para que el Centro de Atienza forme parte de una red  “que permita que cuando alguien venga aquí sepa que en otros lugares de España se puede encontrar algo parecido”.

A lo largo de la mañana diversos artesanos mostraron al público sus labores de alfarería, carpintería y elaboración de jabones.

Tras la actuación de los dulzaineros y el grupo de baile tradicional, los asistentes pudieron degustar en el Ayuntamiento de la gastronomía tradicional de la provincia.

Viñeta

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