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Sigüenza es una ciudad que ha recibido muchas loas a lo largo de los siglos, sin embargo también en ocasiones ha recibido vituperios. Este es el caso de la poesía que aquí reproducimos quizá fruto del despecho ante el trato que sufrió su autor, Jerónimo de Barrionuevo (1587-1671?), un escritor al que muchos consideran uno de los precursores del periodismo.

Estudió en Alcalá y en Salamanca, viajó a Italia, hacia 1622 fue tesorero de la Catedral de Sigüenza y su experiencia en la ciudad no debió ser muy satisfactoria por el tono de su poesía, dentro del género satírico al que era aficionado. Hemos respetado la antigua ortografía y la transcribimos tal y como aparece en el libro Avisos de D. Jerónimo de Barrionuevo (1654-1658), con un prólogo sobre la vida y obra del autor a cargo de A. Paz y Meliá, editado en Madrid en 1892.

El pasado verano, el profesor Martín Galán glosó su figura en una conferencia organizada en Sigüenza por la Asociación de Amigos del Archivo Histórico de Guadalajara.

La Plazuela agradece a Diego Moreno que nos haya facilitado el acceso a este original.

Lo que es la ciudad de Sigüenza

Tierra donde se conocen
Los jarros en la taberna,
Y que si estiendes la pierna,
Todos lo dicen á voces,
No puede ser tierra buena,
Pues aunque estés encerrado,
Sale á plaza tu pecado
Y siendo nonada suena.
Tierra con tanto bonete,
Asentada cuesta arriba,
Adonde la gula priva
Y manda sólo el manchete.
Tierra donde las fregonas
Vienen á ser estimadas,
Y con calzas coloradas
Muelen como unas tahonas.
Terra donde el logro está
Introducido por ley,
Sin que se conozca el Rey
Más que cuando viene ó va.
Tierra que de sola nieve
Montañas suele formar,
Y cuando se llega á helar,
Hasta al verano se atreve.
Tierra que puesta en umbría
Aires la baten furiosos,
Sin valer los virtuosos
Nada sin la hipocresía.
Tierra de solos tomillos,
Carrascas, pinos y robres,
Tiniendo aguas salobres
Y unos muy malos vinillos.
Tierra de abarca y cordel,
De caperuza redonda,
Adonde el palo y la honda
Son la espada y el broquel.
Tierra donde el mentidero
Es honra de la ciudad,
Sin que digan la verdad
Ni el natural ni extranjero.
Tierra que por miserable
Es comparada á Galicia,
Adonde está la cudicia
Que es la vida perdurable.
Tierra cerca de Aragón,
Sin razón y sin gobierno,
Con ocho meses de infierno
Y cuatro de quemazón.
Tierra corta donde ves
Siempre una cara no más,
Que te venden por detrás
Y que te adulan después.
Tierra donde de acarreo
Todo viene y nada va,
Gastando lo malo allá
Por ser malo cuanto veo.
Tierra donde no hay justicia,
Matándose unos á otros,
Muchos religiosos potros,
Clérigos todo avaricia.
Tierra que por matorrales
Llega Henares á regar,
Procurando de pasar
Al mar con pocos cristales.
Tierra churra, tierra mala,
Donde la oliva y la vid
Se pasaron á Madrid,
Teniendo espinas por gala.
Tierra de murmuración,
De enredos y de embelecos,
Adonde los palos secos
Sirven sólo de tizón.
Tierra que está encapotada,
Ceñuda y con sobrecejo,
Sin que aproveche el consejo
Ni valga la gente honrada.
Veinte años y más viví
Siempre con agua bendita
Me lavaba estando allí.
Desde mi casa á la iglesia
Fué el paseo que tenía,
Sin que amaneciese día
Que no viese gente nueva.
Dígolo al fin con vergüenza:
La tierra que habéis oído
Y donde tanto he vivido,
Es la ciudad de Sigüenza.

Viñeta

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