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Ronda de Sigüenza. Antonio López Negredo

Este año dentro del Área de Historia y Arte de la Primavera Universitaria seguntina he impartido dos lecciones dedicadas al Patrimonio Cultural de nuestra ciudad. En la primera de ellas expliqué las circunstancias en la que Sigüenza fue declarada Conjunto Histórico-Artístico hace cincuenta años, exactamente el 20 de junio de 1965. Y en la segunda, analice las posibilidades que tiene nuestra ciudad de ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, teniendo en cuenta su rico Patrimonio Cultural.

Recordemos que fue el día 23 de noviembre de 1964 cuando el arquitecto D. Fernando Labrada, quien había sido uno de los restauradores de la catedral después de la Guerra Civil, defendió ante la Comisión Central de Monumentos de la Dirección General de Bellas Artes la candidatura de Sigüenza para ser declarada Conjunto Histórico-Artístico. Su objetivo estaba claro, lograr para la ciudad el máximo grado de protección establecido en la Ley de 1933 sobre la Defensa conservación y acrecentamiento del Patrimonio Histórico-Artístico Nacional. Su intervención la hizo en nombre del Alcalde presidente del Excmo Ayuntamiento de la ciudad, D. Gerardo Riosalido Andrés, apoyándose en un extenso informe del D. Francisco Layna Serrano, cronista provincial y presidente de la Comisión de Monumentos de Guadalajara.

En su alegato recordó, siguiendo la obra del obispo seguntino D. Toribio Minguella dedicada a la Historia de la Diócesis seguntina y de sus obispos, las huellas que en la ciudad habían dejado los celtibéricos, romanos, visigodos y árabes; la figura de D. Bernardo de Agen, el primer obispo tras la reconquista de la ciudad en el siglo XII, y la trascendencia que tuvo para Sigüenza el ser señorío episcopal hasta el siglo XVIII. A continuación, centró su discurso en destacar ante la Comisión el valor de los principales monumentos seguntinos, empezando por la catedral, que había sido estudiada minuciosamente por Manuel Pérez Villamil, en un libro publicado en 1899.  

Pero apuntemos los términos reales de su ponencia para valorar en su justa medida sus argumentos:

“El más importante de ellos, (se refiere a los monumentos de la ciudad), la insigne catedral, que ya es monumento nacional (así fue declarada en 1931). El Castillo, palacio-fortaleza residencia de los obispos hasta mediados del siglo XIX, fue reconstruido y ampliado por el Cardenal Mendoza. Ponz lo vio en 1772 “muy bien conservado -dice- sobre cuantos he visto”. En la actualidad necesita una amplia restauración. Las parroquias de Santiago y San Vicente, románicas, fundadas por D. Cerebruno, tercer Obispo de Sigüenza. La casa de los Arce, con la más bella fachada gótica de la ciudad. La iglesia de Nuestra Señora de los Huertos, llamada en la Edad Media Santa María Antiquísima. Construcción gótica con portada renacentista obra de un maese Juan. La plaza Mayor, ordenada por el Cardenal Mendoza y una de las más típicas de toda Castilla a juicio de D. Elías Tormo (quien había publicado una famosa Guía de la ciudad en 1933). Casa Municipal, obra renacentista de Juan de Garay (como se creía en ese momento). Hospital de San Mateo, con interesantes restos de arquitectura gótica. El palacio Episcopal y Seminario que antes fueron Colegió Universidad de Portaceli y convento de los Jerónimos. El Seminario de San Bartolomé, fundación del obispo Santos de Risoba en el siglo XVII. Colegio de Infantes, magnífico edificio barroco proyectado por Bernasconi. Convento de San Francisco (hoy Ursulinas) barroco con bellísima fachada convexa. La parroquia de Santa María, neoclásica, y,  por último, la pequeña ermita del Humilladero. Este conjunto de monumentos, los restos muy apreciables de sucesivos recintos amurallados, con algunas de sus puertas y torres y sectores tan interesantes como la pequeña judería y las calles de las Travesañas es lo que debe añadirse al atractivo de la ciudad, que conserva una unidad de ambiente tan poco frecuente hoy”.

Este informe fue elevado a la Dirección General de Bellas Artes el 28 de noviembre, y todos sus argumentos recogidos meses más tarde, el 20 de mayo como antes dijimos, en el Decreto 1504/1965 por el que se declaraba Conjunto Histórico-Artístico a la ciudad de Sigüenza. Decreto publicado en el BOE de 8 de junio.

Tengamos en cuenta que la Declaración de Conjunto Histórico-Artístico de la ciudad de Sigüenza se obtuvo a mediados de los años sesenta, años del boom turístico español, en los que toda ciudad intentaba atraer al mayor número de visitantes gracias, fundamentalmente, a la importancia y riqueza de sus monumentos. Sigüenza por aquel entonces había restaurado casi todos los que se citan en el alegado de Labrada, y que habían sufrido serios destrozos en la Guerra Civil. Y también había obtenido, el 14 de diciembre de 1964, mediante las gestiones llevada a cabo desde la Oficina de Información y Turismo municipal, su inclusión en el Registro de Denominaciones Geoturísticas, creado ese mismo año, con el nombre de “Sigüenza, la ciudad del Doncel”.

Han pasado cincuenta años desde que la ciudad del Doncel fuese declarada Conjunto Histórico-Artístico. Denominación que cambió en 1985, tras la aprobación de la Ley del Patrimonio Histórico Español. Por esta ley, aun hoy vigente, todos los antiguos Conjuntos declarados bajo el amparo de la ley del 33, pasaron a denominarse “Conjunto Histórico” y a ser considerados BIC, Bienes de Interés Cultural. Por otra parte, desde 1972, año en el que la UNESCO celebró en Paris la reunión de la que salio el documentos conocido como “Convención sobre la protección del patrimonio mundial, cultural y natural”, el concepto de Patrimonio Histórico-Artístico quedó superado por el de Patrimonio Cultural, en el que tienen cabida, además del patrimonio artístico, arquitectónico y arqueológico, el etnográfico, el industrial, el bibliográfico, el documental y el inmaterial. A los que se une el patrimonio Natural que también se tuvo en cuenta en aquella reunión. Reunión en la que se decidió elaborar una relación de aquellos bienes portadores de un alto significado cultural para toda la humanidad, para incluirlos en la llamada Lista del Patrimonio Mundial.

Para entrar a formar parte de esa lista se deben cumplir al menos uno de los criterios elaborados por el Comité del Patrimonio Mundial. Y llevar a cabo todos los pasos necesarios para lograrlo. Se ha detener en cuenta que primero cada Comunidad Autónoma debe seleccionar los bienes susceptibles de ser declarados; luego presentarlos a la Comisión de Patrimonio Mundial española, quien toma la decisión, en última instancia, sobre las candidaturas que enviará al citado Comité del Patrimonio Mundial, que anualmente decide cual de todas las presentadas por todos los países del mundo merece ser inscrita en la Lista.

A la posibilidad de Sigüenza de ser declarada Patrimonio de la Humanidad, gracias a su rico Patrimonio Cultural, dediqué mi segunda clase. En primer lugar enumerando en ella los principales bienes que podemos destacar en cada uno de los tipos de patrimonio que se engloban bajo esa denominación de Patrimonio Cultural. Eligiendo no solo la escultura funeraria de El Doncel, como ejemplo de patrimonio artístico, sino también la Anunciación del Greco y el Museo de Tapices, como bienes nuevamente valorados gracias a la celebración del Año Greco. En el marco del patrimonio arquitectónico destacando, por supuesto, la propia catedral, pero también el otro hito urbanístico de Sigüenza, me refiero al castillo-Parador de Turismo y las tres murallas seguntinas. Los restos de las antiguas civilizaciones que habitaron en nuestra ciudad y en sus alrededores fueron los ejemplos elegidos para valorar el patrimonio arqueológico; los fondos de los archivos catedralicio, diocesano y municipal, se destacaron en el marco del patrimonio documental y bibliográfico; el variado folklore seguntino en el etnográfico e inmaterial; y el Parque del Río Dulce dentro del patrimonio natural. Otros muchos bienes fueron los tratados en la primera parte de esta clase, pero valgan los citados como ejemplo.

En la segunda parte de la misma fue cuando tratamos las razones por las que Sigüenza podría ser incluida en la Lista de Ciudades Patrimonio de la Humanidad. Aunque, en mi opinión ya lo es, a pesar de no tener una certificación oficial que hasta ahora nunca hemos solicitado. Lo podría lograr, cumpliendo tan solo uno de los criterios establecidos por la UNESCO, como antes dijimos, aunque en la clase tratamos los diez principales. Me refiero al que reza así: “Haber sido testigo de un importante intercambio de valores humanos a lo largo del tiempo o dentro de un área cultural, en la arquitectura, la tecnología, artes monumentales, urbanismo o diseño paisajístico”. Nuestra ciudad lo cumple perfectamente, pues no solo fue testigo del paso de diversas civilizaciones por sus tierras y entornos naturales privilegiados, sino también de la convivencia en sus calles de cristianos, judíos e islámicos. Calles en las que puede estudiar toda la historia del urbanismo y todos los estilos artísticos en los monumentos que las adornan.

Y en última instancia, si no pudiésemos entrar en la Lista como Ciudad Patrimonio de la Humanidad,  siempre podríamos formar parte de ella por poseer una de las esculturas funerarias góticas de mayor valor artístico del siglo XV. La de D. Martín Vázquez de Arce, El Doncel, que ya ha dado el nombre Geoturístico a nuestra ciudad. Supongo que todos estaréis de acuerdo conmigo si juntos leemos el primer criterio de la UNESCO para que un bien cultural entre en su Lista: “Ser una obra maestra del genio creativo humano”.  Y nuestro Doncel, por supuesto, que lo es. Y por ello, declarado o no, podemos considerarlo ya Patrimonio de la Humanidad.

Dra. Pilar Martínez Taboada
Cronista Oficial de la ciudad de Sigüenza.

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