Recientemente se ha celebrado en Sigüenza la decimosexta edición de las Jornadas Medievales, un evento que podríamos decir que (después del de Hita, que se remonta a 1961) resultó pionero en la región y propulsó el desarrollo de muchas otras ferias, mercados y fiestas medievales. Se diría que el interés por la Edad Media y el Renacimiento florece desde hace unos años, no ya en España, sino en todo el mundo.
Mucho de este interés se lo debemos sin duda a series televisivas tan populares como Vikings o Juego de Tronos, que, aunque contengan inexactitudes históricas, despiertan el interés de la gente y la acercan a este tipo de acontecimientos, donde pueden averiguar en qué consistió realmente la Edad Media, sus mitos y sus realidades.
A esta desmitificación contribuyen los grupos de recreación histórica como la Asociación Baucan, que desde hace poco participa en nuestras Jornadas; los recreadores históricos no son feriantes, ni luchadores escénicos, sino que se centran en recrear, con la mayor exactitud posible y tras un arduo proceso de documentación, las vestimentas, armas, oficios y costumbres de una época y de un grupo concreto (en el caso de los Baucan, los caballeros del Temple). Pocos saben el sacrificio que conlleva a menudo la recreación histórica, el tener que vivir durante tres o cuatro días del mismo modo en que lo hicieron nuestros antepasados, desprovistos de las muchas comodidades de que disfrutamos hoy en día; pero son igualmente pocos los que han conocido el disfrute de un apasionado de la historia al poder convivir de esta guisa con aquellos a los que ya considera auténticos compañeros de armas, y mostrar al público los diferentes oficios, indumentarias, armamento y técnica de combate.
Por supuesto, en el ámbito del combate, la recreación histórica tiene sus limitaciones, ya que las protecciones de las que se dispone nunca garantizan la seguridad total de los luchadores, y por lo tanto el combate que vemos en recreación suele tender hacia lo escénico, más que hacia las artes marciales. Precisamente por eso, muchos investigadores y aficionados a la historia recurren a las llamadas HEMA, o artes marciales europeas históricas: ante la invasión de las omnipresentes artes marciales japonesas, muchos se preguntaron cómo era posible que en Europa, un continente forjado a base de guerra y sangre, no existiese ninguna tradición de arte marcial. ¿Era posible que durante siglos y siglos de guerras, escaramuzas, asedios, pendencias y duelos, los combatientes se hubiesen limitado a golpearse como cavernícolas? Por supuesto que no.
En los siglos XIX y XX se recuperaron muchos manuales de combate y de duelo italianos, alemanes, españoles, portugueses… que se remontan incluso al año 1300. Estos manuales contenían instrucciones e ilustraciones para adiestrar a una persona en el arte del combate desarmado, con cuchillos, con espadas, espada y escudo, con lanzas y otras armas de asta, con armadura o sin ella y a pie o a caballo. Multitud de maestros, de estilos y de variantes diferentes: un conocimiento ancestral nos esperaba, escondido en polvorientos manuales; y una de las tareas principales consistió (y aún consiste) en la traducción y la interpretación de las crípticas instrucciones allí escritas y bellamente dibujadas.
Con esa ingente cantidad de material, a partir de 1990, son muchos los historiadores, esgrimistas y aficionados en general que toman un palo y una careta de esgrima y comienzan a probar las técnicas de los manuales. Y hoy en día podemos decir que en poco más de dos décadas, contamos en Europa y en otros continentes con un buen número de clubes, asociaciones, escuelas y federaciones que enseñan y practican regularmente las artes marciales europeas, y que además se han comercializado protecciones modernas y armas adecuadas para recrear el contexto original con la mayor seguridad posible. Por si fuera poco, para aquellos más interesados en la competición, existen multitud de encuentros y de campeonatos por toda Europa, en los que los combatientes pueden poner a prueba sus habilidades.
En España contamos con la Federación Española de Esgrima Histórica, que agrupa a varios clubes por todo el país, y también con la Asociación Española de Esgrima Antigua, que condensa otros tantos clubes en los que se practica mayoritariamente espada de mano y media, espada ropera (sola o con daga vizcaína)y espada de una mano con broquel (un escudo de pequeño tamaño). Para los posibles interesados, las salas más cercanas a Sigüenza (por el momento) son Esgrima Antigua Soria y la Sala de Armas “Capitán Pedro de Baeza” de Cuenca, además de las tres salas de armas de Madrid (“Jerónimo Sánchez de Carranza”, “Luis Pacheco de Narváez” en Tres Cantos y “Francisco de Ettenhard y Abarca” en Alcorcón). El ambiente en el mundo de las HEMA es siempre cordial, con un toque de competitividad amable propio de una actividad en la que todos buscan aprender los unos de los otros.
Esta amplia oferta de actividades relacionadas con la historia (que no termina aquí) demuestra que ésta no tiene por qué ser algo estático y aburrido; está más viva que nunca.