La Iglesia de Santa María del Arrabal es una construcción de corte modesto pero robusto, discreta y humilde como lo eran los habitantes de los arrabales seguntinos a finales del siglo XVIII y principios del XIX. La grandeza de esta construcción neoclásica quizás está en su modestia neoclásica y en su humilde ornamentación.
Y aquí comienza una historia de esas cosas que siempre estuvieron delante y nunca reparamos en ellas. Hace algún tiempo reparé por casualidad en un lienzo que colgaba tras la imagen de Santa Teresita que se encuentra en la pared izquierda de la nave y que pasa desapercibido por la escasa iluminación. Me llamó la atención el mal estado de una obra que debía tener su importancia pero que debía haber pasado por algunas circunstancias que le habían conferido un estado lamentable. Con la escasa luz sólo pude vislumbrar que representaba a la Virgen con corona y rodeada de ángeles, pero nadie me pudo informar sobre esta obra y me quedé con la intriga.
Mientras buscaba datos muy distintos me encontré con el libro “Sigüenza” de Elías Tormo y Monzó, editado en los años treinta, una especie de guía turística sobre la ciudad del Doncel en el que aparecen algunos datos interesantes (http://bidicam.castillalamancha.es). Este libro me devolvió el interés por el lienzo citado, aunque con esperanzas infundadas, pues hace referencia a una copia de la Virgen de la Victoria de Maratta que se encontraba en el baptisterio, donde ahora se encuentra la sala de calderas, y una curiosa copia de la Virgen del Gran Retablo de Gante de Van Eyck. De esta última obra citada nadie tiene conocimiento en la actualidad por lo que es de suponer que pudo desaparecer en fechas posteriores al conflicto bélico, teniendo en cuenta que el Gran Retablo de Gante ha sido la obra artística que más veces se ha intentado robar. Cualquiera que tuviera algún conocimiento de pintura pudo interesarse por dicha copia.
Tras hacer un recorrido por la obra de Carlo Maratta, no he podido encontrar ninguna similitud con el lienzo de Santa María, excepto la disposición de los ángeles que rodean a la Virgen, muy frecuentes en las representaciones de la Asunción de María. Con la ayuda de Don Julián comprobamos que la obra de Sigüenza es la Virgen del Carmen, que debió formar parte del pequeño retablo de la capilla destinada a sala bautismal, aunque es difícil apreciar los detalles de la obra por la poca luz que hay en el recinto.
Gracias a las fotos que con gran paciencia y profesionalidad ha realizado nuestro amigo Zalo Varas hemos podido acercarnos al misterio de una obra que pasa desapercibida a la mayor parte de los feligreses de Santa María. El lienzo parece haber sido arrancado de su bastidor original y puede apreciarse, mediante las fotografías, señales de haber sido doblado con poca delicadeza y abandonado quizás a su suerte hasta que alguien lo colocó donde se encuentra actualmente. Tiene zonas donde los pigmentos se han perdido totalmente, pero en otras partes y con suficiente luz se puede apreciar cierta calidad pictórica ante los ojos de un profano como yo.
Cuando entren a Santa María busquen a la Virgen del Carmen e intenten contar cuántos ángeles la rodean, dónde miran el niño y su madre, dónde se encuentra el Espíritu Santo, cuántos instrumentos musicales se incluyen en la obra y quién lleva el ramo con cinco dalias. Sería interesante estudiar el origen de esta obra y poder devolver el esplendor que ha perdido con el paso del tiempo y de las circunstancias que actualmente desconocemos, por lo que se agradecería cualquier información que sobre este cuadro puedan ofrecer los expertos en la materia. Por cierto que si toca la lotería de la Parroquia quizás además de arreglar el tejado de la iglesia se pueda restaurar este lienzo misterioso.