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Tengo que confesar que las frases célebres me gustan, más bien me fascinan, y que recopilo en un archivo del ordenador muchas, que luego no me acuerdo de usar en las conversaciones, pero que releo con deleite.  Aquí van unas pocas.

El historiador romano Estrabón escribió que “Iberia es un país tan frondoso que una ardilla puede recorrerla desde los Pirineos a Gibraltar sin descender al suelo”. Buena frase ¿eh?

Y qué me dices de lo que dice Tomasi di Lampedusa en su novela El Gatopardo “Todo tiene que cambiar, para que todo siga igual”.

Un poema que me impresiona es ese del dramaturgo alemán Bertolt Brecht:

Cuando los nazis vinieron a llevarse a los
comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista.
Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata.
[…]
Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.

Otra frase que me maravilla es aquella de la Biblia (Eclesiastés 1:15) “stultorum infinitus est numerus”, o bien “el número de los tontos es infinito”, citada por Galileo Galilei y muchos otros hasta nuestros días.

Y otras muchas frases evocadoras, preciosas; pero… todas falsas.

Estrabón (63 a. C – 19 d. C.) era un geógrafo e historiador griego, gran viajero, pero en el tercer tomo de su obra Geografía dedicado a Iberia no aparece la frase de marras; de hecho, no se sabe quién fue la primera persona que la dijo, ni quién se la atribuyó a Estrabón (está de moda echarle la culpa a Félix Rodríguez de la Fuente, pero la atribución falsa es anterior a él).

Cuando leí El Gatopardo, exquisita novela que recomiendo a quien sepa paladear lo bien escrito, iba armado de un lápiz para subrayar la famosa frase en cuanto la viera, me quedé con un palmo de narices, ¡no la encontré! Entonces ¿de dónde viene esta frase?

Burt Lancaster en la película de Visconti.

La frase es parte del dialogo de la película de Visconti del mismo nombre, en ella el Príncipe de Salina (Burt Lancaster) dice: “Qualcosa doveva cambiare perché tutto restasse com’era prima”, lo que se traduce más o menos por “Algo debía cambiar para que todo permaneciese como estaba antes”. Es decir, Lampedusa no dijo el sinsentido que se le atribuye, mientras que lo que dijo Visconti era otra cosa, que sí tiene sentido.

El dramático poema que nos enseña a identificar la democracia con la defensa de las minorías es del reverendo luterano Martin Niemöller, militar en la Primera Guerra Mundial quien, al terminar esta, se hizo sacerdote y pacifista. No he sido capaz de averiguar el origen de esta atribución errónea, la he rastreado hasta Latinoamérica en los primeros años 70.

La frase sobre los tontos no es de la Biblia, si tenemos una a mano podemos ver que Eclesiastés 1:15 dice “Lo torcido no se puede enderezar, y lo que es incompleto no se puede contar”. Este error ya fue señalado por Marsilio de Padua en 1324, pero sigue vivo.

Todas estas frases son Falsas Atribuciones y para los aficionados son fáciles de encontrar, porque abundan entre las frases que repetimos sin haberlas comprobado en su fuente original.

 

Viñeta

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