A estas alturas del año todos conocemos la existencia de una pandemia producida por “el coronavirus”, aunque hasta hace tres meses pocos le hubiéramos prestado atención. Pero para poder entender los riesgos y peligro de estos microorganismos sería bueno conocer la historia de los virus hasta nuestros días.
En 1885, cuando estudiaba una enfermedad de la hoja del tabaco el biólogo ruso, Dmitri Ivanovski, descubrió unas sustancias más pequeñas que las bacterias que eran capaces de causar dicha enfermedad. Fue en 1899 cuando el investigador Beijerinck revisando los trabajos de su colega anterior se dio cuenta que se trataba de un nuevo tipo de agente infeccioso, que bautizó como “virus”. Ya en aquel entonces los investigadores y científicos se alarmaron con unos seres que se filtraban por donde no lo hacían las bacterias, que eran invisibles al microscopio y no podían ser cultivados en los medios habituales.
Los investigadores comenzaron a sospechar que si existían virus que afectaban a la planta del tabaco también podían existir algún virus que afectaran a los animales o al ser humano. La respuesta fue positiva y poco después se descubrió que eran responsables de la fiebre amarilla, una enfermedad vírica aguda hemorrágica transmitida por mosquitos del tipo Aedes aegypti y Haemagogus portadores del virus. Muchas enfermedades históricas que hicieron estragos en la población mundial, y de las que se desconocía el agente causal, estaban producidas por virus que no fueron conocidos hasta el siglo XX. Entre ellas tenemos la rabia, la viruela, la poliomielitis, el sarampión, la rubeola, las paperas, la gripe, la varicela, el catarro común, el SIDA, la hepatitis, la mononucleosis infecciosa, el virus del papiloma humano, Ébola etc.
Hoy la ciencia ha hecho posible que los virus sean visibles a través del microscopio electrónico y también que sean cultivados, pero solamente dentro de células, porque estos microorganismos tienen la característica de invadir células vivas, ya sean bacterias, células animales o vegetales; y solo dentro de ellas son capaces de multiplicarse. Una vez que se ha multiplicado en esa célula viva sale al exterior, necesitando encontrar otras células vivas para seguir multiplicándose. Los virus son seres muy simples, pues tan sólo se componen de una cubierta de proteínas que guardan en su interior material genético que puede ser ADN o ARN.
Aspecto del coronavirus.
Los coronavirus (CoV) son una amplia familia de virus que pueden causar diversas afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como ha ocurrido con el coronavirus causante del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el que ocasionó el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS-CoV). Se les llama coronavirus por la corona de puntas que tiene alrededor de la superficie cuando se mira por el microscopio electrónico. Hasta la fecha se han registrado treinta y nueve especies de coronavirus, algunos afectan al hombre y otros a algunos animales (ratones, cerdos, aves, vacas, murciélagos etc.). Algunos coronavirus se pueden contagiar de los animales a las personas (transmisión zoonótica). De acuerdo con estudios exhaustivos al respecto, sabemos que el SRAS-CoV (2003), que infecto a más de 8.000 personas, se transmitió a partir del gato civeta del Himalaya al ser humano, y que en el MERS-CoV (2012) que infecto a unos 2.468 el animal transmisor era el dromedario.
Los coronavirus humanos fueron descritos por primera vez en la década de 1960, al ser aislados en las cavidades nasales de pacientes con resfriado común. Son los causantes de la tercera parte de los catarros en el ser humano humanos. Los coronavirus también causan una serie de enfermedades en mascotas y los animales de granja (pollos, hurones, gatos, perros), como gastroenteritis e infecciones respiratorias. Como ven, los coronavirus no son algo nuevo para los científicos, y aunque el SRAS-CoV y el MERS-CoV tuvieron una tasa de mortalidad entre el 30 y 40 %, no fueron ni de lejos tan contagiosos como hemos podido comprobar con el actual Covid-19. Algunos virólogos españoles llevan años realizando estudios centrados en los coronavirus, con la sospecha de que se podían ser los agentes que produjeran nuevos brotes epidémicos mundiales similares a los de 2003 y 2012. Pero por desgracia, la realidad una vez más supera la ficción.
Los primeros casos (detectados) de una extraña neumonía se originan en China, en la ciudad de Wuham, a finales del mes de diciembre y, con una rapidez asombrosa y terrible, a mediados de febrero es posible que por distintas vías ya hubiera llegado a nuestro país; pasando los primeros casos totalmente desapercibidos, quizás diagnosticados como gripe común o cuadros catarrales.
Se desconoce el cómo y el por qué el Covid-19 es tan contagioso, y por qué se transmite con tanta facilidad. Se sospecha que una gran parte de los individuos contagiados no presentan sintomatología de ningún tipo y, por eso se está propagando tan fácilmente, pues permanece oculto en esas personas asintomáticas, trasmitiéndose a otros individuos con total alevosía. Un estudio realizado por la Comisión Nacional de Salud de China ha encontrado que el 78%de los positivos por Covid-19 analizados en el estudio no habían presentado síntomas, por lo que suponen que los casos asintomáticos en el país podían representar el 2-3% de la población (Las cifras pueden ser muy distintas según se realicen investigaciones en los países europeos).
Test para detectar anticuerpos al covid19
También se desconoce cuánto tiempo puede permanecer activo fuera de las células del individuo contagiado, es decir en el ambiente, ya sea en el aire o sobre superficies. Este detalle solo nos lo darán los estudios de investigación que se están realizando en muchos países afectados. No quiero ser alarmista, pero como un ejemplo de la gravedad con la que nos enfrentamos, recordemos que el virus que produjo las grandes epidemias de la viruela (un poxvirus) conservaba la potencia infecciosa por 18 meses a 4-6º C; pudiendo mantener estable su capacidad infecciosa desecado sobre superficies inertes durante años. No parece este el caso del coronavirus, ¿pero qué descubriremos del Covid-19? De momento los datos que conocemos son poco reconfortantes, y a medida que se realicen investigaciones nos podemos llevar algunas sorpresas. Les relaciono algunos datos que se van conociendo, aunque siempre hay que ser cautelosos porque van variando según avanzan los estudios.
- La fuente primaria más probable de la enfermedad del coronavirus es de origen animal, posiblemente del murciélago de herradura. El modo en el que pudo transmitirse el virus de la fuente animal a los humanos es desconocido a fecha de hoy. Los murciélagos pueden ser portadores de una gran cantidad de virus, sin llegar a enfermar, ya que tienen un sistema inmunitario muy potente que les permite no llegar a desarrollar enfermedad. Posiblemente, para poder mantenerse activos en los murciélagos, estos deban aumentar su fuerza infecciosa constantemente. Un hecho soportable para los murciélagos, pero cuando pasan a otros animales o humanos muestran una virulencia desmedida. También existen sospechas de que haya sido manipulado genéticamente en laboratorio y se haya podido producir un escape, algo poco probable pero no imposible.
- Aunque el tiempo de incubación se estima en 4-5 días, no existe seguridad porque también hay referencias que estiman entre 2-14 días.
- Gran parte de los contagiados no presentan síntomas o son muy inespecíficos, pasando desapercibidos. Por ello, hay que suponer que todos podemos ser contagiosos. De ahí la necesidad del uso de mascarilla en lugares en los que estén o hayan estado otras personas aunque ahora estén vacíos, sobre todo si existen movimientos o turbulencias de aire.
- Dos días antes de que aparezcan los primeros síntomas ya es posible que el individuo sea contagioso. Desconocemos cuanto tiempo el individuo infectado sigue siéndolo.
- Las personas infectadas por Covid-19 emiten gotas y aerosoles que contienen virus al hablar, toser, estornudar o simplemente respirar. Existe carga vírica en todos los tamaños de partícula, tanto gotas como aerosoles. Las partículas más grandes de 5µm caerán al suelo o se depositarán sobre superficies. Las partículas más finas (aerosoles) permanecen en el aire como mínimo tres horas, no sabemos el máximo. Las partículas que están en el suelo o sobre superficies, si se producen corrientes o turbulencias de aire, pueden ascender y ser inspiradas por otro individuo. También cuando tocamos esas superficies pueden ser arrastradas por nuestras manos a los ojos, boca o nariz.
- Un estudio japonés basado en seguimiento de contactos, ha concluido que el contagio es 19 veces más probable en espacios interiores que exteriores. Al toser o estornudar las gotas o aerosoles pueden viajar entre 7-8 metros, portando a nuestro querido coronavirus hasta nosotros. Se imaginan ustedes en un autobús, en el tren, en el Metro, en la oficina,…o en el cine. Ahora ya entienden que no sirve con mantener 1 metro de distancia en ambientes cerrados.
- Según distintas actualizaciones del Ministerio de Sanidad el coronavirus puede sobrevivir entre 1 y 2 días en superficies de madera, ropa o vidrio y hasta más de cuatro días en plásticos, billetes, mascarillas quirúrgicas y en el acero inoxidable. Hay que tener mucha precaución en oficinas, tiendas, portales, supermercados, evitando los agarradores, las manillas, barandillas y las puertas de cristal de cámaras frigoríficas.
- La duración desde el inicio de los síntomas hasta la recuperación suele ser de dos semanas cuando la enfermedad ha sido leve y, 3-6 semanas cuando ha sido grave o crítica, pudiendo dejar secuelas en corazón, riñón, intestinos etc. Cuando da negativo el test (PCR), sólo quiere decir que el virus no se detecta en nuestro organismo, pero es posible que para llevar una vida normal aún nos queden varias semanas.
- Desconocemos cuánto tiempo durará la inmunidad de los individuos que han pasado la enfermedad y las consecuencias de la misma. ¿Nos protegerá de un nuevo contagio o será más crítica la respuesta inmunológica ante un nuevo contagio…?
- El contagio del covid-19 es 10 veces superior al de la gripe y 10 veces más letal. Nos encontremos o no en Estado de Alarma, solo la colaboración entre todos puede hacer posible el control de esta enfermedad. La mascarilla en lugares cerrados o donde pueda haber más personas, y la higiene de manos es fundamental para evitar la transmisión del virus.
“Deberemos acostumbrarnos a una normalidad distinta a la que conocíamos: una nueva realidad”
Rita Rodríguez, enfermera del Centro de Salud de Sigüenza.