Estamos ante una película de época con todos los ingredientes del género. Si en un primer momento parece que predomina la épica, poco a poco la acción se va deslizando por vericuetos tragicómicos. El argumento de Ferraz 451 es simple, pero efectista. Petrus, señor de un reino imaginario, se intenta salir de las normas establecidas desde su fundación para aliarse con los bárbaros que conspiran para el desmembramiento del reino y de su orden consuetudinario.
Tras el llamamiento del consejo de ancianos presidido por el fundador de la dinastía, un grupo de barones de diversos territorios se juramentan y deciden unir sus mesnadas para derrocarle.
El protagonista lo encarna un actor hasta hace unos años poco conocido, de escasos registros expresivos pero dotado de una innegable valía para las escenas de espadas. La antagonista principal, la baronesa del Sur, está interpretada por una conocida actriz de grandes recursos, fogueada ya en series costumbristas de televisión y cumple con las expectativas, aunque algunos consideran que hay cierto histrionismo en su trabajo.
Los actores secundarios, que interpretan a los barones periféricos, hacen sus papeles con sobriedad y sin sobreactuación aunque ninguno destaca por sus especiales dotes interpretativas. Hay que destacar la encomiable labor de un nutrido grupo de figurantes seleccionados en el mundo rural que interpretan el papel de siervos de la gleba en las escenas corales que, con planos panorámicos, se suceden en las afueras del castillo asediado. Existe una adecuada elección de los escenarios y de la iluminación que proporciona un tono tenebrista, idóneo para las escenas de mayor dramatismo. Por otro lado el buen trabajo de vestuarios y de maquillaje contribuye a que los actores interpreten sus papeles con grandes dosis de verosimilitud.
Ferraz 451 mantiene su ritmo y el interés va in crescendo destacando la escena cumbre en la que la baronesa del Sur planta cara a Petrus reprochándole su desviación de los patrones del reino y con engaños le obliga a probar un bebedizo que le volverá sumiso. La creación de un ambiente gótico de tragedia con contrapicados de los actores principales es uno de los grandes aciertos de la puesta en escena en estos momentos decisivos. Memorable el plano secuencia final del auto de fe y de la quema del castillo.
El film resulta entretenido, no se hace largo en ningún momento, aunque quizá peque de previsibilidad en el desenlace. El final abierto induce a pensar que puede haber continuación de la saga.
Ferraz 451 ya se puede ver en las principales salas del país y al parecer la recaudación está superando todas las previsiones. En Cataluña, por sus especiales circunstancias políticas, el film se proyectará solo en circuitos especiales y en inglés con subtítulos en catalán.
Está previsto que la película se presente a los premios Goya en el apartado de efectos especiales y se habla de que representará a España en los Oscar, aunque tendrá que competir duramente en la nominación con un film uzbeco de similar empaque.
Ante el éxito obtenido, el director prepara una secuela que, bajo el título de Génova 451, profundizará en los pillajes en diferido de los sucesivos tesoreros y albaceas del clan rival para financiar la reconquista del reino perdido.