No pierda el tiempo hablando con esos tenderos que no han sido capaces de subirse al tren de la innovación, la gran mayoría están ya a punto de echar el cierre y pronto mendigarán un puesto de trabajos forzados en el turno de noche de recogedores y empacadores en un gran almacén de Amenazon como el que acabamos de inaugurar recientemente en la capital con el aplauso de sus fuerzas vivas.
Lo que nos estamos ahorrando en impuestos, ya que nuestra compañía se encuentra estratégicamente radicada en las islas Batracios, lo invertimos en usted, es decir en la mejora de nuestras técnicas de marketing. Amenazon, con su lema “del cerebro reptiliano al carrito de la compra” anuncia su nuevo método de venta instantánea dirigida a las neuronas del consumidor. La compañía ha decidido establecer un nuevo servicio de neurocomercio que se anticipa a su deseo de compra. Mediante un convenio con operadoras de telefonía móvil, a través de ondas electromagnéticas hacemos que, por sinapsis neuronal, sienta la imperiosa necesidad de encargar de inmediato cualquier tipo de producto.
No importa de que mercancía se trate: puede ser un libro, un disco, una sartén, una mascota o un viaje de aventuras, Amenazon, se anticipa a sus deseos y le inicia en el consumo irresponsable. Para ello le evitamos incluso el esfuerzo de hacer un clik en su pantalla, haciendo que su deseo se mueva directamente de su bulbo raquídeo a nuestro terminal de ventas.
No debe preocuparte si no tiene ganas de salir de casa para recoger su pedido exponiéndose a la amenaza terrorista que nos acecha por doquier. Un dron de mensajería instantánea, milésimas de segundo después de efectuar su pedido, se introducirá en su domicilio por cualquier resquicio: la ventana o el tiro de la chimenea y depositará en su regazo la mercancía que le ha sugerido nuestro algoritmo de consumo.
Ante las interesadas críticas por la explotación de nuestra mano de obra que sin descanso atiende de manera frenética sus valiosos pedidos, Amenazon estudia sustituir parte de su plantilla por un grupo de robots. Cumplirán la misma función que nuestros actuales humanoides robotizados, sin los inconvenientes que tanto lastran la productividad en nuestros almacenes. Nos referimos a esos molestos tiempos muertos empleados en comer y en descomer.
Para los que sientan nostalgia del antiguo comercio que un día rodeaba nuestras actuales colonias de adosados hiperconectados a internet a la velocidad de la luz, sepa que le damos la oportunidad de donar parte del dinero que le reste de sus compras en contribuir al mantenimiento de un Centro de Interpretación del Comercio Tradicional. Allí por cortesía de Amenazon, mediante visitas guiadas a cargo de nuestros reponedores y empaquetadores en sus ratos de ocio, podrá contemplar cómo se funcionaba antes de que las plataformas virtuales se impusieran al obsoleto mundo del comercio analógico. En una visita virtual podrá visitar viejas tiendas de ultramarinos, colmados, coloniales, librerías, tiendas de barrio y otros vestigios de nuestro pasado más arcaico.
Cualquier parecido con la realidad será pronto absoluta coincidencia.