Un grupo de fabricantes de móviles poco inteligentes apoyados por empresas del Ibex 35 y financiados por fondos de inversión de los países del Golfo, han decidido emprender una remodelación del antiguo reino de España para reconvertirlo en Estado amigo de los negocios y adaptarlo a los tiempos que corren. Borbonia es el nombre elegido para la nueva marca, que estará basado en la actual dinastía, pero al que se dotará de una moderna estructura de gobierno. La iniciativa se basa en un proyecto de la Promotora de Identidades Nacionales (PIN), un think tank en cuyas propuestas se trata de compaginar las tradiciones más castizas con las exigencias del mundo globalizado.
Entre las innovaciones que propone la PIN está la implementación de dos capitales: una mediática, que podría llamarse, si no pone reparos el entorno eclesiástico, San Madrid, desde donde se dirigiría el país y otra real, situada en las islas Caimán, con objeto de aminorar los costes de la costosa infraestructura organizativa.
Se apuesta por el funcionamiento en red y para ello se establecerán pequeños borbonatos (el borbonato catalán, el borbonato vasco, el borbonato gallego, el borbonato castellano-manchego, etc.) que cubrirían las funciones de las antiguas autonomías pero con una funcionamiento basado en el principio de unidad de mando a distancia. Una de sus principales competencias será la de organizar besamanos o besapies en todos los nodos regionales cuando la situación política así lo haga necesario.
El idioma oficial de la nueva nación será el borbonés, una mezcla de inglés 3.0 con algunas aportaciones del antiguo idioma castellano. En la enseñanza se establecería una completa inmersión lingüística en borbonés, desterrándose los dialectos regionales por resultar poco apropiados para la vida contemporánea.
Uno de los primeros decretos del nuevo régimen será la conversión de la revista ¡Hola! en el nuevo Boletín Oficial del Estado, que se modernizaría, convirtiéndose en una publicación de papel cuché, con una amplia cobertura mediática de las actividades cotidianas reales. La Asociación de Periodistas Cortesanos (APC) velará en todo momento por la adecuada dinastificación de los medios de comunicación, organizando concursos de redacción para adultos denominados “Qué es Borbonia para usted” con una cuantiosa dotación para la pieza elegida.
Siendo conscientes de la importancia de los símbolos, tras un tórrido debate a calzón quitado, el himno onomatopéyico del “chunda ta chunda” será sustituido por otro más llamativo en el que se combine, en adecuadas dosis, lo tabernario con lo emotivo. Para ello se utilizará la música del “Asturias, patria querida” con una letra más marcial como la reciente creación de nuestra belicosa musa Marta Sánchez, antaño embarcada en busca de armas de destrucción masiva. La bandera no hay ni que tocarla, sería muy costoso sustituir todas las que pueblan las ventanas del país, pero en el escudo debería estar presente, además del ya emblemático toro de Osborne, algún símbolo del hoy renacido mundo del ladrillo; el pelotazo (en los dos sentidos de la palabra) así como las entidades del Ibex que promueven la refundación, siendo el tamaño de sus logos, proporcional a su contribución a la marca Borbonia.
Una de las medidas a tomar será volver a poner en valor la hoy cada vez más de capa caída fiesta taurina, mediante un decreto de unificación con el fútbol, el actual estupefaciente de masas por excelencia. Si el nombre de la nueva actividad recreativa sea Futbomaquia o Taurobol es algo sobre lo que deberá decidir la Real Academia Borbonesa de la Lengua de nueva creación, pero en la elección de su denominación final tendrán voz y voto todos los tertulianos de la Borbonia constitucional.
Por último en su fiesta de presentación, Borbonia en colaboración con las operadoras de referencia, distribuirá de manera gratuita en las puertas de los colegios un móvil básico con conexión las 24 horas, con capacidad para recibir, en tiempo real, cualquier alocución de la jefatura del Estado.