Este año conmemoramos el 532 aniversario del nombramiento de Tomás de Torquemada como Inquisidor General de Castilla y puede ser una buena ocasión para reivindicar el Santo Oficio, una de nuestras instituciones de mayor raigambre, adaptándolo, eso sí, a la sensibilidad de nuestros días. Esta efemérides podría aprovecharse creando muestras temáticas con la denominación “Las Hogueras del Hombre” que darían un nuevo impulso al turismo cultural, más allá de la manida oferta de sol y playa. Los actos estarían organizados por un patronato que podría llamarse “El Reino de Torquemada” con presencia de los titulares de las carteras ministeriales de Interior (proporcionando el material humano ignífugo), Educación (fomentando la afición en los colegios) y Justicia (creando nuevas normas jurídicas ad hoc), así como por las conserjerías de turismo de la Comunidades Autónomas implicadas. Las autoridades eclesiásticas también podrían formar parte del patronato en calidad de asesores históricos.
El plato fuerte de los fastos del Año de Torquemada sería la celebración de autos de fe auténticos, como manda la tradición. En ellos se podrían programar quemas de relapsos tanto en efigie como in situ. Para esta última modalidad presencial se acudiría a presos irrecuperables que no se arrepintieran de sus crímenes. Para legalizar estos espectáculos se acudiría a la “doctrina Torquemada”, que podría entrar sin duda en nuestro ordenamiento jurídico como derecho consuetudinario. Como actividad paralela se podrían programar espectáculos deportivo festivos en los que las turbas perseguirían a los penitenciados provistos de piedras por las calles, el día anterior a los autos de fe. Otra de las actividades que se podrían programar en el año y de alto valor añadido sería la creación de Talleres de Tormentos Interactivos (TTIs) en los que, expertos en la materia, explicarían a los visitantes en carne viva los secretos del potro de tortura y otros métodos empleados para lograr de los reos un eficaz reconocimiento de sus culpas. Para los fanáticos de las nuevas tecnologías se podría estudiar la creación de una aplicación para móvil en la que se pudiera simular en tiempo real, las sensaciones que el penitenciado experimenta durante su relajación.
Otra iniciativa sería montar una Red Nacional de Quemadores que ofertaran un paquete turístico completo de fin de semana (que se podría comercializar con el nombre de Torquemading) que incluiría: un espectáculo de potro, la asistencia a una quema en vivo con cena incluida y la tarde libre para compras de sambenitos, capirotes, mecheros y otros souvenirs conmemorativos. También se podría crear un aguardiente de 50º que llevaría el nombre de "Torqueimada" de efectos fulminantes y que quemara por dentro al valiente que se atreviera a consumirlo.
Se calcula que las actividades del Año de Torquemada reportaría un crecimiento del 0,01% del PIB, lo que nos encaminaría por la senda del crecimiento. En definitiva se trataría de aprovechar la figura de Torquemada, de candente actualidad en nuestro país, para recuperar tradiciones ancestrales y ponerlas en valor de cara al turismo internacional.
El Año de Torquemada, serviría para reforzar el prestigio de la Marca España en el exterior, reforzar nuestra autoestima y dar un impulso definitivo a la recuperación.