Entendemos que resulta difícil defender una institución tan anacrónica como la monarquía en pleno siglo XXI pero hay que argumentar como sea la necesidad de que el pueblo siga con su dinero manteniendo a la corona. Para convencer a los que todavía no hayan sido afectados por el fumigado de neuronas en las recientemente televisadas Jornadas Medievales en Madrid, hemos elaborado un argumentario monárquico de cinco puntos que pueden utilizar tertulianos y publicistas.
1º Tenemos un rey muy “preparao”. Este es un punto que debemos repetir incansablemente. Parafraseando a una conocida marca de cerveza, tenemos probablemente el rey más “preparao” del mundo. Si nos preguntan para qué está “preparao”, hay que contestar que pocos, aparte del susodicho, están suficientemente “preparaos” para entender la función de la monarquía.
2º La monarquía resulta a la larga mucho más barata que la república ya que no es necesario gastar dinero en elecciones y tan solo hay que mantener a cuerpo de rey a sus beneficiarios. Los ejemplos del caudillo fundador de la actual dinastía franco-borbónica y de Juan Carlos I, su sucesor en el cargo, cumpliendo cada uno de ellos 39 años de servicio al pie del cañón, así lo demuestran. Por otra parte el gasto en banderitas, francotiradores, antidisturbios, helicópteros y viandas para los invitados a la ceremonia de coronación se da solo cada casi cuatro décadas y no resulta tan alto si lo comparamos con lo que supone imprimir papeletas electorales cada cuatro años.
3º Es mejor una monarquía como la belga que una república hitleriana. Este refinado argumento desarmará para siempre a nuestros adversarios. Adolfo Hitler como prototipo de gobernante republicano siempre será peor que ser súbditos de un inocente rey Balduino, por lo que a cualquiera que defienda una república se le puede llamar nazi, sin escrúpulos.
4º Un rey es una figura mucho más decorativa y dará siempre mejor en pantalla de plasma durante la tradicional alocución de Navidad que un andrajoso presidente de la república elegido por gente ordinaria y sin apenas preparación estética.
5º La monarquía mantiene multitud de puestos de trabajo en los medios del corazón. Ahora que el otro pilar del periodismo hispano, el del balón se encuentra en horas bajas por el hundimiento de “la Roja” resulta mucho más necesario fortalecer la profesión y reciclar a los comunicadores del balón en el mundo de la víscera cardiaca. Además, ante la crisis del periodismo, siempre será posible dar el salto del tigre desde los medios a la realeza, siguiendo los pasos de la presentadora de televisión ahora convertida en reina consorte.
Siempre resultará de buen tono en cualquier tertulia o columna de opinión dejar caer que, aunque en las profundidades de nuestra alma nos consideramos republicanos, ahora no es el momento de polemizar sobre este asunto y que hay que tener altitud de miras, haciendo política de Régimen. Hay que precisar que si antes no éramos monárquicos sino juancarlistas, ahora tampoco somos partidarios de la jefatura del Estado vía espermatozoide, sino felipesextistas y que en el futuro, si se tercia, nos podremos convertir sin ningún problema en froilánprimeristas.