Para que las vacaciones cumplan su función de permitir un merecido descanso hay que hacer inventario de las cosas imprescindibles que hay que llevar en cualquier desplazamiento estival.
El móvil principal, ya no basta con que sea inteligente, tiene que ser superdotado. Con él podrá matar de envidia a sus conocidos que están en el trabajo mandándoles guasaps con fotos de nuestra estancia en las playas más paradisiacas. Además nos permitirá saber la ropa que debemos ponernos cada día sin necesidad de mirar por la ventana.
Pero un móvil que se precie no puede viajar desnudo, necesita que lo arropemos para que cumpla su función. Sin querer ser exhaustivos podemos citar los accesorios más básicos que le deben acompañar:
Las fundas del móvil. Por lo menos hay que llevar tres modalidades para afrontar todo tipo de situaciones de riesgo y cubrir todas nuestras necesidades; la funda preservativo de caucho para amortiguar las caídas; la funda libro para llevar junto a la cartera para calcular a cuantos euros per capita tocamos en la exorbitante cuenta de un restaurante playero y, por último, la funda impermeable para poder utilizar el móvil mientras buceamos. También se pueden llevar más modelos de carcasa y cambiar de funda dependiendo del lugar en donde nos encontremos, no es lo mismo una funda urbana que una de playa o una de montaña.
El palo extensible de selfies Cada vez más necesario para cualquier tipo de interacción social con uno mismo. También hay que hacerse con un trípode para el palo, con objeto de evitar que el sujeto y el objeto se muevan echando a perder la instantánea.
El manos libres del móvil para colocar en el salpicadero del coche que deberá hacer juego con la carrocería de nuestro vehículo. Imprescindible para poder utilizar un GPS que nos guie en el trayecto abarrotado al paseo marítimo o para evitar perdernos alguna llamada urgente de nuestro jefe. También deberíamos llevar manos libres auxiliares para colocar en el piolet o en el parapente cuando practicamos deportes de riesgo.
Los cargadores del móvil. Si utilizamos el móvil a pleno rendimientos, no nos durará ni la mitad de un día. Para evitar quedarnos sin batería con el drama que eso representa, deberemos hacernos por lo menos con tres tipos de cargadores, uno universal con adaptadores para poder enchufarlo en cualquier lugar del planeta; otro de bolsillo, con su funda y cable correspondiente y por último un cargador solar colocado en el bañador para usarlo cuando nos achicharremos en la playa.
Y sobre todo algo que nunca debemos olvidar es la memoria: llevar una tarjeta auxiliar de tropecientas gigas nos garantiza la tranquilidad de poder captar cualquier cosa que se nos presente en las vacaciones, ya sea el ataque de una medusa gigante, la peculiar romería del santo local o la graciosa caída de un viajero por las escaleras de un hotel.
También es aconsejable llevar un móvil auxiliar, no es necesario que sea inteligente, bastará un móvil ligero de pocas luces aunque lo suficientemente perspicaz para que nos saque de un apuro en el caso de que nuestro móvil principal sufra algún percance. Imaginémonos que estamos en el baño y al tirar de la cadena en un descuido el móvil se nos cae al retrete, podremos salir del apuro acudiendo al móvil auxiliar y así poder seguir alimentando a las redes sociales a tiempo real en el cuarto de baño.
Por último, aunque no resulta imprescindible, podemos llevar también con nosotros una persona humana o un animal no humano para relacionarnos cuando no haya cobertura o nos quedemos sin datos en nuestra cuenta de móvil. Este tipo de seres vivos no digitales tienen el inconveniente de que no están siempre disponibles para cualquier prestación y pueden ser sustituidos con ventaja, dependiendo de nuestro poder adquisitivo, por un robot de compañía conectado a la nube o por una mascota virtual inalámbrica de gama baja.
